¿Religión trumpista? Atentado a Donald Trump desata culto al expresidente
Tras el atentado en contra del expresidente de EU, seguidores de Donald Trump han considerado que es un enviado de Dios para salvar el país, creciendo su fanatismo con fervor religioso.
ESTADOS UNIDOS.- Donald Trump, expresidente de Estados Unidos, estuvo involucrado en un atentado en su contra durante un mitin, donde un tirador disparó un fusil, rozando su oreja derecha.
El incidente ha generado diversas interpretaciones entre sus seguidores, quienes consideran que la intervención divina evitó una tragedia mayor.
Tras el intento de asesinato, Trump reapareció con el rostro ensangrentado pero con el puño en alto, lo que para muchos simbolizó su fortaleza y resistencia.
En la Convención Nacional Republicana de Milwaukee, donde fue nominado como candidato presidencial para las elecciones de noviembre, sus seguidores expresaron fervor religioso, viendo en él a un enviado de Dios.
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¿Culto religioso a Trump?
Trump, conocido por sus referencias religiosas y su vínculo con el cristianismo no confesional, ha sido visto por algunos como un líder providencial en tiempos de crisis.
Este culto a la personalidad ha sido cultivado y amplificado por años, destacando su capacidad para influir profundamente en sus seguidores.
¿Cómo afecta la “religión” trumpista a la democracia?
La politóloga Natasha Lindstaedt de la Universidad de Essex destacó cómo este tipo de liderazgo personalista puede impactar negativamente en la democracia, al promover una obediencia ciega y una adoración hacia la figura del líder, más allá de sus acciones o decisiones.
Otros líderes políticos como Jair Bolsonaro en Brasil y Nayib Bukele en El Salvador han utilizado también elementos religiosos en su discurso político, atribuyendo a la divinidad algunos de sus logros y victorias personales.
No obstante, pese a las controversias y acusaciones, Trump sigue liderando las preferencias electorales entre sus seguidores, quienes incluso han llegado a cuestionar resultados electorales pasados y han protagonizado eventos como el asalto al Capitolio en 2021.
Lindstaedt concluye que los cultos a la personalidad, aunque comunes en varios contextos políticos, representan un riesgo para la salud democrática al desalentar el cuestionamiento crítico y fomentar la obediencia incondicional hacia una figura de autoridad.
Con información de El Universal.
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