Aplican inyección química a hombre que hace 30 años mató a dos gemelas en Texas y a su madre
La Corte Suprema de Estados Unidos rechazó de manera unánime las solicitudes de intervención para detener la ejecución.
TEXAS.- García Glenn White, de 61 años, fue ejecutado el martes por la noche en la penitenciaría estatal de Huntsville por haber matado a dos jóvenes gemelas en el año 1989.
White fue condenado por haber apuñalado a Annette y Bernette Edwards, dos gemelas de 16 años, así como de su madre, Bonita Edwards, en diciembre de 1989, según Fox 4 News y Associated Press.
Recibió una inyección química letal, convirtiéndose en el sexto recluso ejecutado en Estados Unidos en los últimos 11 días.
La Corte Suprema de Estados Unidos rechazó de manera unánime las solicitudes de intervención para detener la ejecución, sin emitir comentarios.
Los abogados de White habían intentado suspender su condena alegando que sufría de una discapacidad intelectual, argumento que ha sido protegido por el máximo tribunal desde 2002, pero no lograron evitar el desenlace.
White había sido arrestado en 1995 por el asesinato del dueño de una tienda de comestibles, Hai Van Pham, y posteriormente confesó los asesinatos de las gemelas y su madre.
Conocía a las madres de las gemelas
Según las autoridades, White fue a la casa de Bonita Edwards para consumir crack, y tras un altercado, apuñaló a la mujer.
Cuando las adolescentes salieron de su habitación para ver lo que ocurría, White también las atacó, rompiendo la puerta de su dormitorio para perpetrar los crímenes.
Josh Reiss, jefe de la División de Autos Post-Condena de la Fiscalía de Distrito del Condado de Harris en Houston, señaló que “García Glenn White cometió cinco asesinatos en tres transacciones diferentes, y dos de sus víctimas eran adolescentes. Este es el tipo de caso para el que se pretendía la pena de muerte”.
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El caso había permanecido sin resolver durante seis años, hasta que White confesó los asesinatos.
También fue vinculado al asesinato de otra mujer en 1989, Greta Williams.
A lo largo de los años, White y sus abogados intentaron detener su ejecución, argumentando no solo su discapacidad intelectual, sino también que otro hombre había estado presente en la escena del crimen y que White probablemente sufrió un “brote psicótico inducido por la cocaína” durante el ataque.
En sus últimas horas, Patrick McCann, uno de sus abogados, declaró que White había pasado su tiempo en prisión “trabajando para ser un mejor ser humano”, pero estos esfuerzos no lograron cambiar su destino.