Identifican a hombre 32 años después de encontrarlo muerto durante incendio en Utah; utilizaron esta avanzada técnica
No se encontraron objetos personales cerca del cadáver que pudieran ayudar a las autoridades a identificarlo en su momento.
UTAH.- Después de más de 30 años de misterio, la Oficina del Sheriff del Condado de Weber (WCSO) ha confirmado la identidad de un hombre cuya muerte había quedado sin esclarecer en 1992.
El fallecido, encontrado en un campo cerca de Ogden, Utah, fue identificado como Kevin Lynn Capps, un hombre de 30 años que fue hallado el 16 de abril de 1992 en un bote en llamas, especifica People.
Capps, cuya identidad había sido desconocida por más de tres décadas, fue encontrado de forma macabra: el cuerpo de un hombre quemado estaba en el interior de un bote abandonado que se encontraba ardiendo en un campo.
No se encontraron objetos personales cerca del cadáver que pudieran ayudar a las autoridades a identificarlo en su momento.
Investigaciones sin avances durante años
Al principio, los investigadores supieron que el cuerpo correspondía a un hombre de entre 30 y 45 años, pero el caso no pudo resolverse.
A pesar de los esfuerzos iniciales, que incluyeron la comparación de registros dentales y pruebas de ADN, la identidad de la víctima permaneció oculta.
Pasaron 32 años sin que se lograra una identificación. El Departamento de Seguridad Pública de Utah financió la colaboración con Othram Inc., que utilizó una técnica avanzada llamada secuenciación genómica forense.
Esta metodología permite un análisis mucho más detallado del ADN que las pruebas convencionales, como el sistema CODIS que se usa habitualmente en investigaciones criminales.
Mientras que CODIS normalmente puede detectar alrededor de 20 marcadores genéticos en los restos humanos, la secuenciación genética forense aplicada en este caso permitió identificar hasta 500 mil marcadores de ADN en los restos de Capps.
David Mittelman, CEO de Othram Inc., explicó que, a pesar de que los restos humanos de Capps estaban muy deteriorados, las nuevas pruebas pudieron dar resultados sorprendentes.
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Chelsea, ahora de 36 años, vivió su vida creyendo que su padre la había abandonado.
“Enterarme de lo de mi padre me dio un respiro”, dijo. Al día siguiente de recibir la noticia, Chelsea y su madre visitaron el cementerio de Ogden, donde el cuerpo de Kevin había sido enterrado en una tumba sin nombre.
“Siempre estaré agradecida con los detectives que ayudaron en este caso”, añadió con emoción.
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