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El día en el que Venezuela se “salvó” de la inflación gracias a un videojuego

Los ingresos que generaban, aunque modestos en términos globales, eran suficientes para cubrir necesidades básicas.

En 2019, Venezuela atravesaba la peor crisis económica de su historia, con una inflación que alcanzó el 9,000%. Muchas familias tenían que sobrevivir con un sueldo mensual inferior a los 6 dólares, lo que las obligó a buscar nuevas fuentes de ingresos, principalmente en internet.

Venezuela se convirtió en el escenario de una solución inusual que involucró videojuegos, un episodio que, sin duda, es uno de los más curiosos que ha vivido el país, permitiendo que miles de ciudadanos comenzaran a ingresar más de 100 dólares mensuales y encontraran un salvavidas temporal en el mundo virtual de RuneScape.

La crisis económica venezolana

Durante la última década, Venezuela vivió una crisis económica sin precedentes, marcada por hiperinflación, devaluación de su moneda y el colapso de su sistema productivo. Los ciudadanos enfrentaban salarios que se desintegraban frente al costo de la vida, mientras el acceso a alimentos, medicinas y productos básicos era cada vez más limitado.

El auge del “gold farming” en RuneScape

La práctica denominada “gold farming” se convirtió en una opción viable, aunque temporal, para los venezolanos en tiempos complicados. Consistía en acumular monedas de oro u otros recursos dentro de un juego para luego venderlos a otros jugadores a cambio de dinero real.

Para algunos, pasar horas dentro del juego recolectando oro o completando tareas específicas era más rentable que trabajar en empleos tradicionales en Venezuela, donde los salarios se habían vuelto insignificantes frente a la inflación. Así, una nueva clase de “empleo” se gestó.

Los ingresos que generaban, aunque modestos en términos globales, eran suficientes para cubrir necesidades básicas o complementar sus ingresos erosionados por la hiperinflación.

La guerra se desató dentro del juego

Con el aumento de venezolanos generando oro en el juego, la situación se hizo conocida y llegó a oídos de los jugadores habituales de RuneScape, quienes veían a los usuarios venezolanos como una amenaza para los elementos habituales del juego. Por ejemplo, en 2020 se reportó que las “cuevas fantasma”, una de las zonas más rentables del juego, estaban controladas por un grupo de varios miles de jugadores venezolanos a través de más de 150 servidores.

Los jugadores experimentados del juego notaron la inexperiencia de los venezolanos, que se dedicaban exclusivamente a generar oro, y comenzaron a extorsionarlos en las zonas de minería, prohibiéndoles la entrada y robándoles el oro acumulado.

La respuesta de los venezolanos

La práctica convirtió a los jugadores venezolanos en objetivos directos de aquellos jugadores más experimentados, quienes iniciaron una especie de “caza” durante meses, lo que llevó a los sudamericanos a aislarse o a reunirse con grupos que pudieran defenderlos. Esto transformó el juego en una batalla constante de dos bandos: los que molestaban a los venezolanos y aquellos que defendían sus causas.

La situación se desarrolló en las “Revenant Caves”, una zona del juego controlada por el clan “ROT”, compuesto principalmente por jugadores estadounidenses que extorsionaban a otros usuarios, exigiendo pagos para permitirles acceder al área o, de lo contrario, los eliminaban.

Después de meses de asedio, se organizó una “batalla final” que duró unas tres horas, liderada por los jugadores venezolanos “ArepaMaster69” y “Simón Bolívar”, en la cual lograron vencer al clan ROT y tomar el control de las Revenant Caves.

La inflación los alcanzó hasta en el juego

En la economía interna del juego, la presencia masiva de “farmers” venezolanos provocó una inflación de los recursos. Al haber más oferta de oro y otros elementos, su valor dentro del juego cayó, afectando la economía virtual de RuneScape y alterando la experiencia de miles de jugadores.

Entre las acciones implementadas estuvieron las restricciones en la capacidad de recolección de recursos y el baneo de cuentas asociadas a esta actividad. Estos controles redujeron la rentabilidad para los venezolanos que dependían de este medio, complicando aún más su situación económica y provocando su abandono al juego meses después.

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