Guerra en Ucrania: Encuestas muestran que la mayoría de los ucranianos apoyan ahora una paz negociada mientras continúan los avances rusos
La guerra en Ucrania sigue siendo una tragedia humanitaria y un desafío geopolítico de dimensiones históricas.
La guerra en Ucrania, que ya se acerca a los 1,000 días de enfrentamientos, se encuentra en un momento crucial. Los recientes desarrollos militares, políticos y sociales muestran un cambio en la dinámica del conflicto, así como en las perspectivas de la población ucraniana, que empieza a inclinarse hacia una solución negociada, incluso en medio de una escalada militar y una presión internacional sin precedentes.
Evolución militar: ataques y respuestas estratégicas
En las últimas semanas, Ucrania obtuvo autorización para usar misiles de largo alcance proporcionados por Occidente, como los Atacms y Storm Shadow, contra objetivos dentro de Rusia. Esta autorización marcó un punto de inflexión en la estrategia militar del país. De inmediato, Ucrania lanzó ataques sobre instalaciones militares en las regiones rusas de Bryansk y Kursk.
Moscú no tardó en reaccionar. Vladimir Putin aprobó cambios en la doctrina nuclear de Rusia, reduciendo el umbral para el uso de armas nucleares. Además, Rusia disparó un misil balístico de alcance intermedio conocido como Oreshnik (Hazel Tree) contra una fábrica de armas en Dnipro, Ucrania. Este intercambio calculado de ataques es reflejo de una escalada gradual, con ambos bandos intentando maximizar su influencia militar y política antes de posibles negociaciones.
Simultáneamente, las fuerzas rusas han logrado avances constantes en el este de Ucrania, mientras Moscú continúa atacando la infraestructura crítica del país, agravando la ya severa crisis humanitaria y económica.
Impacto humanitario y económico del conflicto
El costo de la guerra en Ucrania es devastador. Seis millones de personas han huido del país, mientras que otras cuatro millones son desplazadas internas. Además, la economía ucraniana enfrenta niveles crecientes de pobreza e inseguridad alimentaria. Según estimaciones, la reconstrucción del país requerirá al menos 500 mil millones de dólares.
En términos humanos, las cifras son alarmantes. Más de 30,000 soldados ucranianos han muerto desde que comenzó la guerra, y miles más están heridos o desaparecidos. Las bajas civiles también son significativas: al menos 12,000 muertos y 30,000 heridos, según estimaciones conservadoras.
Un cambio en la opinión pública
A medida que el conflicto se prolonga, la opinión pública en Ucrania muestra señales de cambio. Encuestas recientes de Gallup reflejan que el 52% de los ucranianos apoyan la idea de buscar una solución negociada para poner fin a la guerra, mientras que el 38% aboga por continuar luchando hasta lograr la victoria.
Este cambio contrasta drásticamente con las cifras de 2022, cuando el 73% de la población estaba a favor de continuar combatiendo. Incluso, más de la mitad de quienes apoyan las negociaciones están dispuestos a aceptar concesiones territoriales como parte de un acuerdo de paz.
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Zelensky entre la presión interna y los desafíos internacionales
El presidente Volodímir Zelensky ha comenzado a hablar con más frecuencia sobre la necesidad de terminar la guerra. Ha expresado confianza en que una administración de Donald Trump podría acelerar el fin del conflicto, pero se mantiene firme en los objetivos clave de Ucrania: la recuperación de todos los territorios ocupados y la adhesión a la OTAN, junto con garantías de seguridad creíbles.
Ante la presión interna y externa, Zelensky ha propuesto un “plan de resiliencia interna”. Este enfoque busca estabilizar las líneas del frente, fortalecer la industria de defensa y preparar al país para resistir hasta que se presenten términos de cese al fuego viables. Este plan representa una estrategia de mediano plazo que equilibra las metas ambiciosas a largo plazo con la necesidad de responder a las crecientes demandas de negociación.
Contexto político: incertidumbre internacional y desafíos internos
El panorama internacional agrega una capa de complejidad al conflicto. Europa enfrenta dificultades para mantener un frente unido de apoyo a Ucrania, mientras que una posible administración de Donald Trump en Estados Unidos genera incertidumbre sobre el futuro de la ayuda militar y financiera. Al mismo tiempo, países como Hungría, liderados por Viktor Orbán, han expresado escepticismo sobre la continuidad del apoyo occidental.
En el ámbito interno, la disminución de la confianza en el gobierno de Zelensky también es evidente. Mientras que en 2022 el 60% de los ucranianos confiaba en su administración, en 2024 esa cifra ha caído al 28%. Por el contrario, instituciones como los bancos (92%) y las fuerzas armadas (62%) mantienen altos niveles de confianza pública. Esta situación podría abrir la puerta a desafíos políticos, como el resurgimiento de Petro Poroshenko, expresidente y actual líder de la oposición, quien defiende una postura de “no rendirse” frente a Rusia.
Perspectivas a corto y largo plazo
Los próximos meses serán cruciales para determinar el rumbo de la guerra. Mientras Zelensky busca ganar tiempo, utilizando el levantamiento de las restricciones occidentales para atacar objetivos en Rusia, también prepara al país para más sacrificios en el frente militar. Sin embargo, cualquier intento de negociación en las condiciones actuales podría provocar inestabilidad interna, especialmente si implica concesiones significativas.
A largo plazo, Ucrania enfrenta el desafío de gestionar una transición sostenible de la guerra a la paz. Esto requerirá equilibrar las demandas internas, las presiones internacionales y las realidades militares en un contexto donde la unidad europea se debilita y la postura de Estados Unidos sigue siendo incierta.
Artículo original publicado en The Conversation
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