Australia prohíbe redes sociales a menores de 16 años

Australia se ha convertido en el primer país del mundo en prohibir el uso de redes sociales a menores de 16 años tras aprobar una nueva ley que busca proteger el bienestar mental de los jóvenes. La medida fue impulsada por el Parlamento australiano, con el apoyo tanto del partido conservador de oposición como del gobierno de centroizquierda, quienes expresaron preocupación por los efectos negativos de estas plataformas en los niños.

Detalles de la ley y su implementación

La normativa, que entrará en vigor en noviembre de 2025, exige que las plataformas de redes sociales implementen sistemas de verificación de edad utilizando tecnologías como biometría o identificación gubernamental. Las empresas que no cumplan con esta obligación podrían enfrentar multas de hasta 32 millones de dólares, según el medio “Tech Crunch”.

El Parlamento rechazó las solicitudes de empresas como Google y Meta de retrasar la aplicación de esta ley para realizar ensayos adicionales de verificación de edad, subrayando la urgencia de abordar los posibles daños asociados al uso de redes sociales por menores.

Mundo

Fallece Cassius, el cocodrilo más grande del mundo en cautiverio a los 110 años

Reacciones y contexto internacional

El primer ministro australiano, Anthony Albanese, destacó que, aunque algunos menores podrían encontrar formas de evadir las restricciones, esta reforma histórica tiene como objetivo presionar a las plataformas para que mejoren sus prácticas y prioricen la seguridad de los usuarios más jóvenes.

Otros países están tomando nota de esta iniciativa. En el Reino Unido, el gobierno ha lanzado un estudio sobre el impacto de las redes sociales y teléfonos inteligentes en los niños. El secretario de tecnología británico no descartó seguir el ejemplo de Australia si los hallazgos confirman un impacto negativo en el bienestar infantil.

Implicaciones globales

Con esta legislación, Australia establece un precedente en la regulación del acceso de menores a las redes sociales. Este paso podría marcar el inicio de un movimiento global para abordar las preocupaciones sobre el uso de tecnologías digitales por parte de los niños, destacando la necesidad de equilibrar el acceso a estas plataformas con la protección de su salud mental y bienestar.