Congo en alerta máxima por una enfermedad desconocida que ha dejando varios muertos: OMS vigila la situación
La República Democrática del Congo (RDC) está en alerta máxima debido a un brote de enfermedad desconocida en la región de Panzi, que ha causado al menos 71 muertes y 382 casos detectados.
CONGO.-La República Democrática del Congo (RDC) se encuentra en alerta máxima ante una misteriosa enfermedad que ha afectado a cientos de personas en una remota región del país, específicamente en la zona de Panzi, en la provincia de Kwango, al oeste del país. Desde el inicio de los primeros casos, el pasado 24 de octubre, se han detectado 382 casos, de los cuales al menos 71 personas han perdido la vida, según el ministro congoleño de Salud Pública, Samuel Roger Kamba Mulamba. Sin embargo, algunos informes locales apuntan a cifras mayores, llegando hasta 135 muertos, aunque este número no ha sido confirmado por las autoridades nacionales.
Síntomas y características de la enfermedad
Los afectados presentan síntomas que incluyen fiebre, dolores de cabeza, secreción nasal, tos, dificultad para respirar y anemia. A pesar de los esfuerzos por identificar la causa exacta de esta enfermedad, hasta ahora no se ha logrado un diagnóstico definitivo. El ministro Mulamba ha señalado que los síntomas sugieren una posible enfermedad respiratoria, aunque no se sabe si se trata de una patología bacteriana o vírica. Los expertos están trabajando para determinar la naturaleza exacta de la enfermedad y esperan obtener los resultados de las pruebas en un plazo de entre 24 y 48 horas.
Contexto y desafíos para el diagnóstico
La región de Panzi es muy remota, lo que ha dificultado la tarea de los equipos médicos y de investigación. Los expertos enviados por el Gobierno congoleño tuvieron que esperar dos días para llegar al área afectada, y debido a la falta de capacidad de laboratorio en la zona, las muestras recogidas fueron enviadas a una localidad a unos 500 kilómetros de distancia para ser analizadas. Este retraso ha generado incertidumbre en cuanto al origen de la enfermedad y su modo de transmisión.
El gobierno congoleño ha declarado que se encuentra en alerta máxima, ya que considera que la situación podría evolucionar hacia una epidemia. Un aspecto preocupante es que los menores de cinco años constituyen alrededor del 40% de los casos detectados. Además, la fragilidad de la población local, que enfrenta altos niveles de malnutrición infantil y otros brotes de enfermedades como el sarampión y la gripe estacional, podría estar empeorando la situación.
Posibles causas y factores contribuyentes
Aunque la investigación sigue en curso, varios factores podrían estar influyendo en la propagación de esta enfermedad. La zona afectada ha sido golpeada por brotes anteriores, como un caso de fiebre tifoidea hace dos años. Además, las altas tasas de malnutrición y paludismo en la región podrían estar contribuyendo a la vulnerabilidad de la población frente a esta enfermedad desconocida.
El ministro Mulamba también descartó que se trate de un brote de COVID-19, dado que la tasa de mortalidad (alrededor del 7,5-8%) no corresponde a la de la enfermedad respiratoria globalmente conocida. Sin embargo, destacó que el contexto de debilidad en salud y nutrición de la población local podría hacer que un brote de COVID-19 tuviera un impacto mucho mayor en la región.
Respuesta y apoyo internacional
Las autoridades congoleñas están trabajando en estrecha colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para entender mejor la situación. La OMS ha enviado un equipo al terreno para recoger muestras y realizar investigaciones de laboratorio. Según el portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic, la organización está monitoreando de cerca los casos y colaborando con las autoridades locales para abordar la crisis.
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Además, el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África (CDC de África), John Kaseya, anunció que se enviará un equipo adicional para ayudar en la gestión del brote. La OMS también ha destacado la necesidad urgente de fortalecer los sistemas de vigilancia epidemiológica en la RDC para evitar que futuros brotes tarden semanas en ser detectados.
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