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Un sangriento asedio pone fin al control del ejército de Myanmar en la frontera occidental

La reciente victoria del Ejército Arakan sobre el régimen militar en Myanmar marca un punto de inflexión en el conflicto armado, mientras se intensifican las preocupaciones humanitarias y la situación política en la región de Rakhine.

Un sangriento asedio pone fin al control del ejército de Myanmar en la frontera occidental

Myanmar. — La guerra civil en Myanmar ha dado un giro significativo con la reciente victoria del Ejército Arakan (AA), que logró tomar el control de la base BGP5, la última fortaleza del régimen militar en el estado de Rakhine. Este avance representa un golpe devastador para el gobierno encabezado por Min Aung Hlaing, mientras el AA continúa su lucha por la autonomía de la región.

Un enfrentamiento sangriento

La batalla por la base BGP5 fue una de las más intensas de los últimos meses. Ubicada sobre los escombros de la aldea rohingya Myo Thu Gyi, la base estaba fortificada con minas y trampas, lo que dificultó el avance de las fuerzas insurgentes. A pesar de las barreras, el Ejército Arakan, tras meses de asedio, logró tomar el control de la instalación. Las fuerzas del régimen militar se vieron obligadas a retirarse, dejando atrás un campo de batalla donde se reportaron numerosas bajas en ambos bandos.

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La caída de la última fortaleza militar

Con la caída de BGP5, el control de la frontera de 270 kilómetros que separa Myanmar de Bangladesh pasó completamente a manos del Ejército Arakan. Esta victoria consolida al AA como una de las fuerzas insurgentes más poderosas del país. El retroceso de las tropas del régimen es evidente desde principios de 2024, cuando comenzaron a perder territorio clave en el estado de Rakhine.

Los combates han dejado gran parte del estado de Rakhine en ruinas, como la aldea de Myo Thu Gy, incendiada por el ejército en 2017. / Getty Images. - BBC.

El impacto humanitario y político

A pesar del triunfo militar, la situación en la región sigue siendo compleja. La población local, que ha vivido entre los enfrentamientos, enfrenta severas dificultades. Los bombardeos y la ocupación del territorio han desplazado a miles de personas, y las Naciones Unidas han advertido sobre la posibilidad de una hambruna debido a la escasez de suministros y el bloqueo militar. Además, el conflicto con los rohingyas, que han sido históricamente perseguidos, sigue generando tensiones. Aunque el AA ha prometido gobernar para todos los grupos étnicos, los rohingyas que viven en las áreas tomadas por el Ejército Arakan han sido expulsados, lo que aumenta las fricciones internas.

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El futuro de la lucha en Myanmar


El Ejército Arakan, formado en 2009, ha demostrado ser un grupo altamente organizado y con una sólida base de apoyo en la región. A pesar de su éxito en la toma de territorio, queda por verse si el AA continuará su lucha para derrocar al régimen militar o si se abrirá a negociaciones. La comunidad internacional, en particular China, ha expresado su interés en mediar para lograr un alto al fuego y evitar una mayor escalada del conflicto.

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