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Muere niña de 8 años tras ser privada de tratamiento médico; su padre y miembros de su congregación confiaban en que Dios la sanaría

Declaran culpables a los padres de Elizabeth Rose Struhs y a 12 miembros de una congregación religiosa por homicidio involuntario

CIUDAD DE MÉXICO, 29 DE ENERO DE 2025.- Este miércoles, los padres de Elizabeth Rose Struhs y 12 miembros de una congregación religiosa australiana fueron declarados culpables de homicidio involuntario tras la muerte de la niña de 8 años.

Según Milenio, Elizabeth falleció el 7 de enero de 2022 en su hogar en Toowoomba, Queensland, después de ser privada de las inyecciones de insulina necesarias para tratar su diabetes tipo 1 durante seis días.

Los acusados incluyen al padre de la niña, Jason Richard Struhs, de 53 años, y a Brendan Luke Stevens, de 63 años, líder del grupo religioso “Los Santos”.

Aunque enfrentaban cargos de asesinato, el juez Martin Burns de la Corte Suprema de Queensland determinó que su conducta no había sido lo suficientemente imprudente como para considerarlos culpables de asesinato, pero sí de homicidio involuntario.

El veredicto también incluyó a 12 miembros más de la congregación, entre ellos la madre de Elizabeth, Kerrie Elizabeth Struhs, y su hermano, Zachary Alan Struhs. Todos los acusados, que estaban detenidos antes de la sentencia, podrían enfrentar hasta cadena perpetua.

Reacciones familiares

Fuera del tribunal, la hermana de Elizabeth, Jayde Struhs, expresó su alivio por los veredictos, pero también cuestionó la falta de protección para su hermana.

Aunque hoy tuvimos un buen resultado, tengo que reconocer que el sistema no logró proteger a Elizabeth en primer lugar”, dijo Jayde Struhs. “Estamos aquí hoy solo porque no se hizo más pronto para protegerla o sacarla de una situación claramente insegura en su propio hogar”, dijo Jayde, refiriéndose a la demora en intervenir y sacar a la niña de una situación peligrosa.

El juicio

Durante el juicio, se alegó que los acusados actuaron bajo la creencia de que Dios sanaría a Elizabeth, lo que les llevó a rechazar el tratamiento médico necesario.

El juez Burns aclaró que la acusación de asesinato no había sido probada, ya que no se demostró que los acusados actuaran con indiferencia imprudente hacia la vida de la niña. Sin embargo, señaló que los padres de la víctima, junto con los otros miembros de la congregación, habían mostrado una “desviación atroz del estándar de cuidado”.

Antes de la sentencia, el juez instó a los acusados a considerar la contratación de abogados para su defensa.

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