Canadienses cancelan viajes a EU y prohíben el alcohol estadounidense ante aranceles de Trump
Canadienses defienden su nación ante aranceles impuestos por Donald Trump: “No hay nada que yo pueda hacer en este atolladero político, pero puedo cambiar la pasta de dientes que compro”.
CANADÁ.- La relación entre Estados Unidos y Canadá ha pasado por momentos tensos en los últimos años, pero el reciente anuncio de aranceles del 25% sobre los productos canadienses, realizado por el presidente Donald Trump, ha exacerbado las tensiones de manera notable. Este gesto ha provocado una serie de reacciones entre los canadienses, que han comenzado a modificar sus hábitos de consumo, boicotear productos estadounidenses y cancelar planes de viaje al Sur de la frontera.
El impacto de los aranceles: Una declaración de guerra económica
El 1 de febrero de 2025, Trump aplicó un arancel de importación del 25% a la mayoría de los productos canadienses. Solo los productos energéticos recibieron un gravamen del 10%.
Este anuncio fue un golpe directo a la economía canadiense, lo que dejó a muchos ciudadanos sorprendidos y confundidos.
Drew Dilkens, alcalde de Windsor, una ciudad fronteriza canadiense, expresó su preocupación en una entrevista:
Da la sensación de que Trump quiere reestructurar el orden mundial. Está dispuesto a empezar por su aliado más cercano... Si está dispuesto a hacerle esto a Canadá, ¿qué está dispuesto a hacerle a todos los demás?”
Las consecuencias económicas de los aranceles son inmediatas. En la región de Windsor-Detroit, se estima que cruzan unos 400 millones de dólares canadienses en comercio diario, y este flujo se ve amenazado por las nuevas tarifas impuestas por Trump. Ante esto, el alcalde espera que los residentes de la región apoyen las bodegas y destilerías locales como una forma de mitigar el impacto de la medida.
Canadienses salen en defensa de su país: Boicot y cambios en los hábitos de consumo
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, respondió rápidamente con aranceles de represalia sobre productos estadounidenses, alcanzando los 155,000 millones de dólares canadienses (aproximadamente 107,000 millones de dólares estadounidenses). Además, Trudeau instó a los canadienses a apoyar la producción local y a pasar sus vacaciones dentro del país.
Es momento de ser solidarios con nuestra economía. Compre productos canadienses y apoye nuestra industria,” destacó en su discurso.
Este llamado fue apoyado por muchos ciudadanos, como Ken Lima-Coelho, quien comentó que la noticia de los aranceles despertó un sentido de orgullo nacional en su familia.
Su hijo, por ejemplo, decidió coser una pequeña bandera canadiense en su mochila para un próximo viaje a Europa, mientras que su hija se dedicó a hacer un inventario de los productos alimenticios canadienses en la cocina familiar.
En sus palabras: “No hay nada que yo pueda hacer en este atolladero político, pero puedo cambiar la pasta de dientes que compro... eso nos da algo que hacer mientras esperamos que nuestros líderes solucionen esto”.
Uno de los cambios más visibles fue el boicot al alcohol estadounidense.
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, tomó medidas inmediatas y ordenó que todo el licor estadounidense desapareciera de las estanterías del Liquor Control Board de Ontario (LCBO), la única cadena mayorista de alcohol en la provincia.
Cada año, LCBO vende casi mil millones de dólares en vino, cerveza, licores y seltzers estadounidenses. Ya no,” escribió Ford en su cuenta de X.
Abucheos en eventos deportivos en Canadá
Además de los cambios en los hábitos de compra, muchos canadienses expresaron su frustración en eventos deportivos.
El sábado 1 de febrero, al inicio de la aplicación de aranceles a Canadá, durante un partido de hockey en Ottawa, los aficionados abuchearon el himno nacional estadounidense antes del inicio del juego entre los Ottawa Senators y los Minnesota Wild. En la misma semana, en Toronto, los fanáticos también abuchearon el himno de Estados Unidos antes del partido entre los Toronto Raptors y los LA Clippers.
A pesar de la creciente tensión, el primer ministro de Manitoba, Wab Kinew, hizo un llamado a la calma, recordando que “nuestra disputa no es con el pueblo estadounidense, sino con el régimen político de al lado”. En sus palabras, muchos canadienses siguen teniendo amigos y familiares en los Estados Unidos, y el vínculo histórico entre ambos países sigue siendo fuerte.
“Juntos derrotamos al fascismo,” recordó Kinew, haciendo referencia a la colaboración durante la Segunda Guerra Mundial.
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