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Sarah duró cuatro meses con una bala en su cabeza tras recibir un disparo desde un dron cuadricóptero israelí

Aunque su visión está afectada y deberá tratar un desprendimiento de retina, su recuperación avanza.

Sarah duró cuatro meses con una bala en su cabeza tras recibir un disparo desde un dron cuadricóptero israelí

EL CAIRO.- El 22 de octubre de 2024 se tornó un día oscuro para Sarah al-Awady, una mujer de origen palestino. Ella estaba sentada con su familia en su tienda de campaña en Al-Zawaida, en la Franja de Gaza central, cuando sintió un impacto en la cabeza.

“De repente, sentí un dolor en la cabeza, como si me hubieran golpeado con una barra de hierro o algo así”, relató la joven de 18 años a CBS News.

Sus familiares entraron en pánico al ver que había sido alcanzada por una bala disparada desde un dron cuadricóptero israelí.

La llevaron de inmediato al Hospital Shuhada al-Aqsa, donde los médicos confirmaron que el proyectil estaba alojado detrás de su ojo derecho. Sin embargo, ante la falta de insumos y personal especializado, no pudieron extraerlo.

Una espera desesperante

Sin un tratamiento adecuado, al-Awady permaneció en el hospital por semanas.

Sabía que dentro del recinto su ojo herido estaría más protegido que en la vivienda improvisada de su familia.

Pero el dolor era insoportable y los médicos no podían hacer más por ella.

En noviembre, un equipo de médicos voluntarios llegó al Hospital Europeo, cerca de Jan Yunis.

 El doctor Ahmed Tawfik quería viajar a Gaza para operarla, pero el cruce fronterizo de Rafah estaba cerrado.

Entre ellos estaba el egipcio Mohamed Tawfik, quien, al conocer su caso, contactó a su padre, un oftalmólogo experimentado.

El doctor Ahmed Tawfik quería viajar a Gaza para operarla, pero el cruce fronterizo de Rafah estaba cerrado.

“Seguí este caso casi a diario. Sentí que era mi caso”, afirmó el especialista a CBS News.

Sin esperanza de recibir ayuda, la joven palestina solicitó tratamiento en el extranjero. “Cuando me preguntaban: ‘¿Cuánto tiempo llevas esperando?’, yo decía que un mes. Me respondían: ‘Olvídalo, llevamos mucho más tiempo esperando’”, recordó.

El anhelado traslado a Egipto

Tres meses después del disparo, un alto el fuego entre Israel y Hamás permitió a al-Awady regresar a su hogar en el norte de Gaza.

Su casa seguía en pie, pero solo pudo permanecer allí una semana.

El 8 de febrero, recibió una llamada de la Organización Mundial de la Salud: al día siguiente partiría hacia Egipto.

Junto a su madre, cruzó la frontera y fue trasladada primero a Puerto Saíd y luego al hospital de Al-Sharqia, donde el Dr. Tawfik preparó su cirugía.

Tres equipos médicos —oftalmología, neurocirugía y radiología— analizaron la mejor manera de extraer la bala sin dañar su nervio óptico.

“La bala impactó en el mejor lugar posible para el paciente, pero en el peor para el equipo médico”, explicó el Dr. Mohamed Khaled Shawky.

Le explicaron que existía un 50% de probabilidades de éxito, riesgo de hemorragia interna y la posibilidad de perder el ojo por completo.

Todo salió muy bien

La operación, realizada la semana pasada, fue un éxito.

“Nos sorprendió la cantidad de infección y absceso causados por la bala, que se había oxidado con el tiempo dentro de su cabeza”, explicó el galeno.

Tres horas después, la joven abrió los ojos y recibió la mejor noticia: la cirugía había salido bien. “Empecé a llorar de nuevo”, recordó.

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Aunque su visión está afectada y deberá tratar un desprendimiento de retina, su recuperación avanza.

Cuando le preguntaron qué haría con la bala que estuvo cuatro meses dentro de su cráneo, respondió con una sonrisa: “Estoy pensando en enmarcarla”.

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