Las peticiones que hace el Papa Francisco durante el Domingo de Ramos

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco deseó un Feliz Domingo de Ramos y una bendecida Semana Santa a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, durante la celebración del Domingo de Ramos de la Pasión del Señor.

Al término de la Misa, el Pontífice salió de la Basílica de San Pedro y recorrió la plaza en silla de ruedas durante unos diez minutos, saludando a los peregrinos y ofreciendo sus mejores deseos para el inicio de la Semana Santa.

El gesto fue recibido con alegría por los asistentes, que respondieron con aplausos y muestras de afecto.

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¿Qué significa el domingo de ramos en Semana Santa?

Hizo el Papa Francisco peticiones

Este encuentro se suma a otras apariciones públicas recientes del Santo Padre, como su participación en el Jubileo de los Enfermos y del Mundo de la Salud, su visita a la Basílica de San Pedro durante la semana pasada y su oración ante el icono mariano de la Salus Populi Romani en la Basílica de Santa María la Mayor el día anterior.

Antes de retirarse, el Papa se detuvo en el interior de la Basílica para un momento de oración personal ante tres lugares significativos: la tumba del Apóstol Pedro, la del Papa San Pío X y el monumento a Benedicto XV.

Con su mensaje y su cercanía, el Papa Francisco dio inicio a una Semana Santa marcada por la esperanza, la oración y la reflexión espiritual para millones de católicos en todo el mundo.

En su homilía leída durante la celebración en la Plaza de San Pedro del Domingo de Ramos de la Pasión del Señor, el Papa Francisco invita a reflexionar sobre la compasión del Señor que no conoce límites.

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 “Cómo estamos llamados a llevar nuestra propia cruz durante esta Semana Santa”, y a ayudar a otros “a nuestro alrededor” que llevan la cruz del sufrimiento.

El Papa sugirió que, en nuestra propia vida, consideremos cómo podemos seguir los pasos de Simón, quien nos enseña que “Jesús sale al encuentro de todos, en cada situación”. Basta con mirar a nuestro alrededor, observó, “las grandes multitudes de hombres y mujeres a quienes el odio y la violencia obligan a recorrer el camino del Calvario” en nuestro mundo, un camino que “Dios ha hecho... un lugar de redención”, ya que Él mismo lo recorrió, “dando su vida por nosotros”.