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Los US$6.000 millones que EE.UU. liberó en un polémico intercambio de prisioneros con Irán

Cinco ciudadanos estadounidenses encarcelados durante años en Irán regresan a Estados Unidos como parte de un canje de prisioneros mediado por Qatar.

Los US$6.000 millones que EE.UU. liberó en un polémico intercambio de prisioneros con Irán

Emad Shargi, Siamak Namazi y Morad Tahbaz aterrizaron este lunes en Doha, Qatar, desde donde regresarán a Estados Unidos.

Cuatro hombres y una mujer estadounidenses que estuvieron encarcelados por años en Irán fueron liberados este lunes, luego de que Estados Unidos descongelara U$6.000 millones de fondos iraníes que estaban retenidos en Corea del Sur.

Se trata de un polémico canje mediado por Qatar que se da gracias a que Estados Unidos aprobó hacer una exención de las sanciones que tiene impuestas sobre Irán y que le impiden a los bancos internacionales transferir fondos de ese país.

Las conversaciones que conllevaron al acuerdo se llevaban adelantando desde febrero del año pasado.

Se cree que decenas de miles de millones de dólares de fondos iraníes quedaron congelados en cuentas bancarias de todo el mundo desde 2018, cuando el entonces presidente Donald Trump abandonó un acuerdo nuclear internacional con Irán y restableció las sanciones estadounidenses contra ese país.

Sin embargo, algunas fuentes le dijeron a la BBC que los U$6.000 millones en cuestión no hacían parte de los activos iraníes congelados por las sanciones, sino que habían estado a disposición de Teherán para fines humanitarios.

En palabras del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, por “razones técnicas” Irán no había podido “acceder a esos fondos”.

Una vez los U$6.000 millones llegaron a bancos de Doha, los cinco estadounidenses —que también son ciudadanos iraníes— abordaron un vuelo desde Teherán hacia Doha, Qatar, desde donde serán trasladados a Washington.

El dinero proviene de la venta de petróleo iraní.

Este lunes, en el aeropuerto de Doha, los ciudadanos estadounidenses pudieron abrazar a sus seres queridos que habían esperado tanto tiempo para ver.

Tras la liberación, el secretario de Estado Anthony Blinken recalcó que los fondos sólo pueden ser utilizados con fines humanitarios. “Tenemos una supervisión absoluta de cómo se utilizan”, afirmó.

Y agregó que lograr que los estadounidenses detenidos injustamente en cualquier lugar del mundo puedan volver a sus casas es la “mayor prioridad” del gobierno de Joe Biden.

Fuentes involucradas en el proceso le dijeron a la BBC que “ningún fondo entrará en Irán”, y que por tanto la transacción representa un “beneficio limitado” para ese país. El dinero podrá ser usados en “alimentos, medicinas, agricultura, pagos a terceros”.

Los iraníes han dicho en repetidas ocasiones que gastarán el dinero como quieran.

El acuerdo también contempla la liberación de cinco iraníes encarcelados en Estados Unidos por crímenes no violentos.

Hace tiempo que el gobierno de Joe Biden estaba siendo presionado para que lograra el regreso a casa de los estadounidenses, a quienes Washington considera como rehenes utilizados por Irán como moneda de cambio.

Pero líderes republicanos estadounidenses y activistas iraníes en el exilio han condenado el canje, afirmando que sólo fomentará más detenciones en el futuro.

El presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Michael McCaul —miembro del Partido Republicano— reprochó al gobierno estadounidense por transferir fondos al “mayor Estado patrocinador del terrorismo del mundo”.

¿Quiénes eran los estadounidenses detenidos?

Estados Unidos afirmó que Siamak Namazi, Morad Tahbaz y Emad Shargi fueron encarcelados por cargos infundados.

Entre los estadounidenses liberados se encuentran el empresario Siamak Namazi, de 51 años, que pasó casi ocho años en la prisión de Evin, en Teherán, así como el empresario Emad Shargi, de 59 años, y el ecologista Morad Tahbaz, de 67 años.

Los nombres de las otras dos personas liberadas no fueron revelados.

Tahbaz fue detenido en 2018 junto a otros ocho conservacionistas iraníes, que habían estado utilizando cámaras para rastrear guepardos asiáticos salvajes en peligro crítico de extinción. Fueron acusados de utilizar sus proyectos medioambientales como “cortina de humo para recopilar información clasificada” y fueron condenados a 10 años de prisión.

Namazi fue condenado por “cooperar con un Estado extranjero enemigo” y Shargi fue declarado culpable de “rebeldía”. Para Estados Unidos, fueron encarcelados por cargos infundados para utilizarlos como palanca política.

A principios de este año, Namazi le escribió desde la cárcel al presidente Biden, implorándole que cumpliera la promesa de la administración Obama de traerlo “sano y salvo a casa en cuestión de semanas”.

En una declaración, Namazi dijo que había soñado con este momento cada uno de los 2.898 días que estuvo encarcelado en Irán.

“La pesadilla ha terminado. El confinamiento solitario, el no saber, los días perdidos”, reflexionó el profesor de origen iraní Mehran Kamrava, que ahora enseña en la Universidad de Georgetown, en Qatar.

Sin embargo, el enorme alivio de que algunos presos vuelvan por fin a casa se ve atenuado por la posibilidad de que en el futuro pueda haber más detenidos. Además, aún hay ciudadanos con doble nacionalidad tras las rejas en Teherán.

“El gobierno iraní se ha convertido en un gobierno secuestrador”, afirma Sanam Vakil, directora del programa del Medio Oriente y Norte de África de Chatham House, un grupo de expertos con sede en Londres. “Han estado utilizando a personas como peones, y eso forma parte de su influencia en contra de Occidente”.

La intensa negociación

Cuatro de los cinco estadounidenses fueron trasladados de la prisión de Evin de Teherán a una casa segura en agosto.

Una fuente informada de las negociaciones cuenta que hubo al menos nueve rondas de difíciles discusiones en Doha, en las que las delegaciones estadounidense e iraní se alojaron en hoteles separados. Altos funcionarios qataríes también viajaron entre Teherán y Washington.

“Creo que ambas partes salieron ganando”, le dijo Kamrava a la BBC. “Para Biden, de cara a las elecciones, está trayendo estadounidenses a casa, y para Irán, está la liberación de iraníes en prisión en Estados Unidos, pero son esos U$6.000 millones la gran victoria”.

Qatar espera que este raro momento de cooperación contribuya a catalizar el progreso en otros desacuerdos y disputas de larga data, incluido el acuerdo nuclear de 2015 considerado prácticamente muerto después de que el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se retirara de él hace cinco años. Otros se muestran escépticos.

“Nadie debería hacerse ilusiones de que este acuerdo vaya a transformar positivamente la relación entre Estados Unidos e Irán”, señala Karim Sadjadpour, investigador del Carnegie Endowment for International Peace.

“Mientras Jamenei gobierne Irán, la República Islámica seguirá manteniendo una enemistad estratégica con Estados Unidos”, agregó.

No obstante, este canje se produce en un momento en que Irán está sometido a una presión cada vez mayor por el impacto de las sanciones internacionales, y un año de protestas sin precedentes desencadenadas por la muerte bajo custodia de Mahsa Amini, tras ser detenida por la policía de moral iraní por no llevar el hiyab.

*Con reportería de Lyse Doucet y David Gritten.

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