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Peras al olmo

Hace tiempo escribí que el Valle de Mexicali es una veta histórica, pues aunque varios historiadores se han referido a él, siempre encontramos lugares emblemáticos que requieren ser conocidos a detalle: su formación y precursores. Hay nombres de lugares que han sido cambiados por otros o han desaparecido, "comidos", por la mancha urbana de la ciudad de Mexicali, como Palaco; pero que han quedado en la mente de la gente, porque como dice Valdez Herrera, del cerro Centinela, "tienen un lugar en la historia" y eso los hace emblemáticos y obliga, según mi criterio, a conocer su historia, a la gente que los fundó y contribuyó a su grandeza. Es mucho lo que se ha escrito del Valle; pero aún necesitamos saber cómo se formaron y por quienes, algunos lugares que se han hecho histórico porque son los compositores, historiadores y poetas que al citarnos en sus obras, le dan ese carácter, como lo hizo el aludido Antonio Valdez Herrera en "El Cachanilla", Al nombrar varios lugares del Valle y lo hago, incluso yo en mi poema "Mexicali" al dar nombres de lugares que son entrañables para mí, por diversos motivos, como Islas Agrarias, Sesbania, Hechicera que, escribí hace tiempo, "es una historia por contar", Pueblo Nuevo, chinesca, Cerro Prieto y otros más que sito en mi poema porque tienen un lugar en la historia. Ya en anteriores columnas, al referirme a eméritos educadores forjados por José Vasconcelos, exprese que en Sesbania aprendí las primeras letras enseñadas por el maestro y poeta Limbano Domínguez, sobrino de Belizario. Lo anterior es ya historia; pero yo no tuve la idea de escribirla a cabalidad, investigando el origen de ese lugar para mí tan querido e inolvidable y esta acción metódica de investigador acucioso la realizó mi hermano Francisco Jiménez Solís, quien hace días me sorprendió gratamente al obsequiarme un ilustrativo folleto titulado "Estación Sesbania. Narrativa Histórica", porque esto último es, efectivamente eso interesante obra que requirió un trabajo acucioso de investigación histórica del lugar, entrevistando a descendientes de fundadores que viven en el lugar que, inicialmente se creó por trabajadores del ferrocarril Intercalifornia, como fueron creadas todas las demás estaciones de ese servicio ferroviario qué tan útil fue para los habitantes del Valle y para el Estado en general, como expondré más adelante; pero antes es interesante saber que la obra en mención alude a la historia de dicho ferrocarril, nombrando a todas las estaciones que creo, entre ellas el famoso Palaco, las ya citadas, Cuervos, Tecolotes, etc., pues dicha vía llegaba hasta Yuma, Arizona, pasando por los a Algodones, el poblado más antiguo del Valle y cuya historia público mi amigo historiador Enrique Estrada Barrera, QEPD. Tiene razón mi hermano al decirme en la dedicatoria de su obra mencionada, que la misma seguramente me haría evocar gratas vivencias de mi niñez y adolescencia, pues efectivamente, me hizo recordar mis primeros estudios en Sesbania y a varios de las familias pioneras de ese lugar que cita, que conocí, incluyendo al maestro Jorge Charles Piña, que llegó a Sesbania en 1937. En esos años, recuerdo, no había carreteras en el Valle ni a la ciudad de Tijuana, por lo que, cuando estuve recibiendo en esta última ciudad, viajaba en el ferrocarril citado, que salía de San Diego, Cal., entraba a Tijuana y por tierra mexicana recorría hasta Tecate, en donde volvía a entrar a Estados Unidos, haciendo el recorrido hasta Caléxico, donde pasaba a Mexicali y transitaba por el valle hasta Yuma, como he dicho, dando un servicio excelente a sus pasajeros. Seguiré contando esta historia, que el folleto aludido me hace recordar. El autor es escritor.

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