Peras al olmo
Al iniciar este nuevo año del 2016, hago un paréntesis en el tema de "Estación Sesbania" que he estado abordando, para reiterarles, amables lectores, mis deseos de "dicha, paz y felicidad", que expreso en un poema que contiene mi último poemario: "En la Siembra", dedicado a Tijuana y al magisterio, que fue presentado el 22 de mayo de 2015 en el homenaje que rindió el Ayuntamiento de Mexicali, a través del Imacum, por mis 50 años de periodista. El reciente deceso del estimado compañero maestro y hermano en las letras, J. Guadalupe Torres Torres, que participó en el acto aludido en representación de la Delegación de Maestros Jubilados de la Sección 37, a la que pertenezco, motiva estas líneas: El día 31 del pasado mes, último del año anterior, al recibir en el edificio "Dionisio Hirales" (fallecido también hace poco) mi pensión correspondiente de profesor jubilado, me enteré sorpresivamente por el periódico "Experiencia y Acción", que publica mensualmente la citada delegación sindical y del que era colaborador distinguido el compañero fallecido, el que se describe como valor del magisterio que destaco como escritor, periodista, en poesía y declamación, así como en oratoria, artes en las que compitió nacionalmente en concursos convocados por el SNTE, habiendo obtenido merecidos premios. La opinión sobre mi libro exime esa destreza que poseía para escribir con sentido poético, como yo lo menciono en el poema "En la Siembra", dedicado a los maestros y que da título al poemario citado, en cuyos versos digo que cuando yo en lejanos años declamada el poema "Sembrando", de Blanco Belmonte, él declamaba "El Sembrador", cuyo autor olvidé y lo hacía magistralmente con la magnífica voz que poseía. Desde entonces nos hermanó el amor a la poesía, a la palabra y a la educación y, casualmente el destino juntó nuestro trato cordial en el magisterio al trabajar los últimos años antes de jubilarnos de maestros, en la misma escuela, la Secundaria 5 que fundó y dirigió Nicho Hirales, también fallecido el año que pasó, dejándome la tristeza en el alma por la pérdida de estos dos grandes amigos y compañeros en el mismo templo del saber. Los sentidos decesos de ambos me llevó a reflexionar en la necesidad de que nuestra querida Sección 37 del SNTE haga un recuento de los valores, en todos sentidos, con que cuenta, pues muchos con los años van quedando en el olvido y eso no es justo. Ya he mencionado la labor valiosa de quienes han escrito la historia del educación en el Estado y biografías de maestros distinguidos (Nicho, este humilde aplastateclas y tres maestros de dicha sección), estamos en el libro "Educar es el Camino", editado por el SNTE, con ese reconocimiento; pero hay valores en el arte y la cultura de la Sección que están olvidados. Volviendo a Lupe Torres, como le llamábamos con cariño, me dejó un hermoso y valioso legado en su opinión, que me sirvió de presentación del multicitado libro, en la que expresa que fue un honor para él escribirla y dice que "En la Siembra" sublimó y deleitó a los maestros. "Al Maestro Universal -expresa-, que lleva la simiente al mejor de los espacios: al corazón humano...; y termina con un elogio que me cimbró y agradecí emocionado. Dice que retomo el poema de Violeta Parra y digo: "Gracias a la Vida" y yo -concluye- por mi parte agregó: "Gracias Valdemar que nos has dado tanto". Descanse en paz mi inolvidable amigo y hermano en letras y educación, Lupe Torres, y a su apreciable familia envío mi más sentido pésame, deseándoles paz y resignación. El autor es escritor.
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