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#GeneracionDelCambio

Hace apenas unas semanas de lo que se hablaba en todos los medios de comunicación fue del cómo el Sr. Donald Trump trataba a los mexicanos de ladrones, narcotraficantes y violadores, ganándose las críticas, no sólo de los connacionales, sino del resto del mundo por su racismo hacia la comunidad latina, en especial hacia los mexicanos. Cisneros en su libro “Formas modernas de la intolerancia” menciona que se conoce como racismo a toda aquella distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública. Dice un dicho popular que “la zorra no se ve su cola, ni el zorrillo su … porque no pasó mucho tiempo para que algunos mexicanos sacaran al Trump que todos llevamos dentro. Caminando por el centro de la ciudad me percaté de la presencia un gran número de personas cuya piel es más oscura que la mayoría de los “cachanillas”, tristemente también pude observar la manera en la que los habitantes de esta ciudad los veía, algunos con curiosidad, otros con morbo pero muchos con desprecio. Dentro de mí podía escuchar una voz que gritaba ¡Qué les pasa! ¿En verdad no se dan cuenta? No son extraterrestres, son seres humanos igual que todos nosotros, comen, duermen, respiran, pero sobre todo sienten, y claro que se dan cuenta del como son percibidos. ¿En verdad creen que están aquí porque les encanta el clima, como para estar viviendo prácticamente a la intemperie? ¿qué importancia tiene el color de su piel, que hablen otro idioma, si son de Haití o África?. ¿Acaso son diferentes a nosotros? Tienen dos ojos, nariz, boca. Salieron de su país dejando atrás casa, familia, trabajo, escuela, huyendo de una guerra civil, donde los intereses religiosos, ideológicos y políticos por los recursos naturales son más importantes para sus gobernantes que sus vidas, cosa que no dista mucho de lo que pasa en nuestro país. Como joven, pero sobretodo como ser humano es sumamente apremiante el ver como en pleno siglo XXI y en una sociedad moderna aún exista la falta de tolerancia y la poca solidaridad hacia otros individuos que al igual que todos tienen la esperanza de poder darle a su familia una vida mejor, afortunadamente hay personas a quienes no se les ha olvidado que no estamos exentos de necesitar a los demás y han unido fuerzas para apoyarlos a medida de sus posibilidades. A todos ellos ¡Gracias y que Dios los bendiga con más! A quienes sólo han servido para criticar los movimientos de ayuda a los emigrantes les pido que piensen sólo por un momento, qué sentirían si en lugar de ser ellos los que estuviesen en esta situación, fuesen mexicanos huyendo de un país, en el que el narcotráfico, la impunidad, el tráfico de influencias, la lucha por el poder y la corrupción hacen insostenible el poder subsistir en él. *El autor es estudiante de preparatoria del Colegio Vizcaya en el grupo 501

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