La Verdad Sea Dicha
Tiempos de canallas La semana pasada el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador se disculpó y dijo que no debió utilizar la palabra de “mezquinos” al referirse a quienes le exigen que aclare lo que realmente pasó en la muerte de Marta Erika Alonso, gobernadora de Puebla, y su esposo, el senador panista, Rafael Moreno Valle. Y en la disculpa deslizó otro calificativo, el de que son tiempos de “canallas”. Nombre así lo arregló... El problema es que los calificativos, cualquiera de ellos, salidos de la boca de una autoridad de su investidura terminan por enrarecer aún más los tiempos de encono que estamos viviendo, sobre todo los que salen con aroma a redes sociales. Esos que al pronunciarse no le generan compromiso social con la verdad a quienes los emiten, ya que en muchas ocasiones se trata de robots, de perfiles comprados para denostar al enemigo, sabedores de que las malas noticias, las destructivas, las falsas se esparcen seis veces más rápidas que las buenas y reales noticias. Qué tan difícil será para los gobernantes y representantes populares, evitar la mezquindad a la hora de referirse a sus contrincantes y así disminuir la polarización que ya de por sí vivimos. Pobres buenos contra ricos malos. Fifís contra chairos. Liberales contra conservadores. Periodistas “chayoteros” contra los que toman partido por alguna “causa social”. A los que les gusta la película de Roma, contra quienes dicen que es aburrida y solo la entienden los chilangos. En fin, tenemos un enorme glosario de calificativos, que nos han distanciado de lo realmente importante. La búsqueda de la neutralidad, del acercamiento a la verdad, de lo trascendente, en el ejercicio periodístico, político o social. Me queda claro que debemos ejercer nuestro oficio público, el que sea de los anteriormente mencionados, sin miedo, sin tomar partido para quedar bien con quienes a través de las redes nos quieren meter en una camisa de fuerza, en donde solo existe lo bueno o lo malo, y no un matiz que permita ofrecer alternativas más grandes, a largo plazo, con la identificación exacta de los enemigos concretos, a los que debemos combatir, tooodooosss. Veo una lucha contra políticos corruptos, empresarios voraces, diputados gandallas, que hacen negocios con “moches”. Qué bueno que así sea, lo aplaudo y me uno. En la misma intensidad me gustaría ver una lucha frontal en las calles, es más, tan siquiera en las redes, contra el narco, ladrón, agresor de mujeres, de niños, ciudadanos corruptos, los padres que no educan a sus hijos, que los abandonan a su suerte, malos hijos que dejan a sus padres. Nuestra sociedad está desesperada por encontrar verdades absolutas, si se ajustan a lo que piensan ellos de manera anticipada, mejor. Entonces, no tenemos porque profundizar nuestras diferencias esparciendo noticas falsas, algunas hasta inverosímiles. No le hagamos el juego a los perdedores que buscan a través del anonimato dividirnos aún más. Somos más los ciudadanos de bien que queremos el bien, que los políticos gandallas, mezquinos, canallas, del color y sabor que usted quiera. La transformación empieza por uno mismo, sin esperar a que llegue una autoridad o mesías que nos diga cómo hacerlo, a través de discursos o apoyos sociales. La verdad sea dicha. *- La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.
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