Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / notamigracion

De historia y algo más

Paternalismo El paternalismo es un sistema político autoritario que no permite la participación política de la ciudadanía. Inicialmente, se utilizaba como un calificativo de las personas que se comportan como padres, sin prejuicio de que lo sean o no. Pero con el tiempo se transformó en un término político, de carácter peyorativo, y se refiere al comportamiento de determinados gobernantes que adoptan actitud de padre frente a la comunidad que gobiernan. Esta actitud es producto de la desconfianza de la capacidad de autogobierno y de sensatez de la sociedad, por lo tanto, los gobernantes manifiestan un trato paterno con sus súbditos, el mismo trato que se daría a un niño sin dejarle asumir su responsabilidad de adulto. Es un sistema político autoritario que no permite la participación política de la ciudadanía. Los ciudadanos son considerados incapaces de poseer iniciativas, de reflexionar y de tomar decisiones. Fortalece una cultura de inactividad, de pobreza, de dependencia de las decisiones emanadas del gobernador. El gobernante se muestra ansioso de imponer la obtención de un bienestar general y de adoptar las medidas que él considera oportunas. Se asemeja a la figura del padre de familia, quien es el que decide y resuelve sobre la vida de los hijos. Algunos movimientos políticos aprovechan el bajo nivel cultural de la población y tienden hacia el paternalismo, ya sea en forma manifiesta o no. Las primeras manifestaciones del sistema paternalista se dieron a conocer en las monarquías absolutistas de los siglos XVII y XVIII, que implicaban el concepto de relaciones casi filiales de los súbditos con el monarca. La despersonalización del poder permitió una administración de gestión paternal, en nombre del bien común. Catalina de Rusia; Federico, el Grande, de Prusia; y José II, de Austria, son los paternalistas del siglo XVIII. El estado paternalista terminó identificándose con el de policía, con una burocracia cada vez más desarrollada y centralizada, y en el que permanecía firme la omnipotencia del gobernante. En la actualidad nuestro país sigue asumiendo actitudes paternalistas, un ejemplo de ello son los agricultores, otro ejemplo son los burócratas o los empleados de las paraestatales como PEMEX y CFE. Todos los empleados que tienen los 3 poderes en todos los niveles de gobierno tienen prestaciones por encima de la ley, como son vacaciones, préstamos sin interés, ayuda para despensa, ayuda para transporte, aguinaldos de 60 días al año, una jornada de trabajo de 35 horas a la semana con pago de 48 horas, jubilaciones tempranas, dos periodos de vacaciones al año, etc. En el caso de las gentes de bajos recursos se les regalan vales de despensas, televisores, refrigeradores, cobijas, apoyos en efectivo para que no roben combustible, para aquellos que ni trabajan, ni estudian ni quieren hacerlo, se les regalan $ 3,600.00 mensuales, una familia puede llegar a obtener hasta $ 18,000.00 sin trabajar solo acogiéndose a los programas sociales del Gobierno Federal, pero no los provee de un trabajo o una actividad digna que le permita obtener ingresos para poder solventar sus gastos, el gobierno debe dejar su actitud paternalista y vivir la realidad económica actual, no debe dilapidar los impuestos que necesariamente llevara al país a la quiebra. Tomar más impuestos de quienes más trabajan para que los que no trabajan vivan de ese dinero no es justo. Nadie debe vivir del trabajo ajeno y mucho menos de lo que no le pertenece. *- El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados