Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Columnas / notamigracion

Conciencia Ciudadana

Sin duda una tragedia el reciente incendio de la Catedral de Notre Dame, en París. ¿Accidental o intencionalmente? Quien sabe, dados los ataques sufridos recientemente varias iglesias, con el inexplicable silencio de medios y autoridades. Notre Dame, simboliza la cristiandad, aquel período de la historia en que la filosofía del Evangelio gobernaba los estados, la sabiduría cristiana había penetrado en las leyes, en las instituciones, en la moral de pueblos, y en la sociedad. La religión fundada por Jesucristo, estaba colocada en el grado de honor y florecía en todas partes, apoyada por sus gobernantes. Era esa Francia, fiel al catolicismo, llamada “La primogénita de la Iglesia”, de la que surgieron infinidad de santos, San Luis Rey de Francia, San Juan Maria Vianey (El cura de Ars), Santa Teresita del Niño Jesús, por mencionar algunos. No hace mucho Gadaffi pronosticó “que iban a dominar a Europa sin armas.” No se equivocó, los islamitas lo están logrando. Su bajo crecimiento de natalidad, la aprobación del aborto, la influencia de Lobby gay, han hecho posible la migración de islámicos a países europeos, sin control. La acción concertada de la masonería, islamismo radical, influencias económicas fuertes y la pérdida de valores cristianos, hizo pasar a Francia a un “ateísmo práctico generalizado”. Y como Francia, otros países entraron a la “modernidad” de Suecia, Dinamarca, Holanda y a los cuestionamientos sobre la fe cristiana. Y los islamitas felices porque ellos al procrear hijos, serían muchos para dominar y realizar su “guerra santa”. Esto aunado al avance del socialismo, ha prendido la alarma. Por otra parte, las denuncias a la Iglesia, la pederastia, han sido el caldo de cultivo, sin tomar en cuenta la generosidad y fidelidad de más del 90% de sus ministros. Cuando veía arder la cúpula, y cómo se desplomaba la enorme espiga, pensaba en la caída de esa Francia de profundas raíces católicas a un paganismo que ha apartado sus ojos y su corazón de Dios, y recordaba las palabras de Benedicto XVI refiriéndose a Europa: “La fe corre el riesgo de apagarse, como una llama que se extingue”. El fuego implacable parecía acabar éste histórico edificio, en presencia de quienes lloraban por el templo cuyo Dios no conocen; indiferentes e impasibles durante meses a decenas de profanaciones de iglesias en Francia, Macron habló de ”esperanza y reconstrucción”, pero solo del monumento. Pretende levantar de nuevo un edificio vacío de alma, solo para turistas, sin entender el trasfondo: Francia requiere una verdadera esperanza y reconstrucción, no solo del templo sino del país. Así lo manifestaban cientos de jóvenes, arrodillados al otro lado del Sena, rezando y cantando avemarías del Rosario, como anhelo del regreso a esa cristiandad que empieza a vislumbrarse y renacer en Francia, y en otros países de Europa, reafirmando para qué y para Quién, ésta Catedral fue construida. Qué bueno que Notre Dame se repare y conserven este maravilloso patrimonio. Pero el reto fundamental y su significado es: Reponer a Cristo en el lugar central del templo y de la sociedad francesa como fiel y orgullosamente está en su historia y en sus raíces más profundas. *- La autora es consejera familiar.

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados