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Jorge y Mariana

La vida es una extraña combinación de querencias, compañías, desencuentros y coincidencias; resulta que la mía me dio el inmenso regalo de encontrarme en el camino con Jorge Lozano Cota, los dos tuvimos la oportunidad de hacernos amigos.

Somos lo que hacemos

 

La vida es una extraña combinación de querencias, compañías, desencuentros y coincidencias; resulta que la mía me dio el inmenso regalo de encontrarme en el camino con Jorge Lozano Cota, los dos tuvimos la oportunidad de hacernos amigos, ambos decidimos no serlo, optamos por convertirnos en hermanos por elección; nos separaban un par de cuadras nos hermanaron ideas, creencias y sueños.

Desde que lo conozco Jorge ha sido un tipo duro, deportista, disciplinado, cinta negra en Karate y en Aikido; su encanto no radica en la comunicación, su fortaleza no deja de ser la dureza de una frase seca, de un gesto adusto, de un amigo leal como el que más. No hay alguien que conozca más la historia de cada uno de los mexicalenses que Jorge, su memoria prodigiosa no tiene límites al respecto.

Jorge y Mariana decidieron entregar su alma y cuerpo a la construcción de una pareja tan pareja que no creo conocer una que se les acerque. Mariana hace casi dos años fue diagnosticada con uno de los cánceres más difíciles que ser humano puede tener; no hubo tiempo para lamentaciones lo que siguió fue la pelea del siglo, Mariana decidió que nada nublaría su recuperación, Jorge no sólo fue sparring, fue tan cómplice y protagonista de su tratamiento que el puto cáncer maricón decidió retarlo; él hace un par de meses fue diagnosticado de cáncer linfático, pobre cáncer jodido, no tiene la menor idea de con quién se metió, doy gracias a Dios de que el cáncer después de meterse con Mariana intentó jugarle una mala pasada a Jorge, apuesto mi vida entera de que el cáncer saldrá corriendo por imbécil y maricón.

La vida es tan vida que vale mucho la pena vivirla, claro, si uno tiene la fortuna de decirlo porque su tiempo ha sido tan generoso que no ha habido pena que lo nuble, es que cuando uno tiene la bendita suerte de sólo ser protagonista de buenas historias que poco tienen que ver con el verdadero dolor humano; es por ello que admiro tanto a Jorge, porque sólo él pudo ser el compañero que Mariana necesitaba para hacerle frente a tamaño reto, de verdad, no conozco a otro ser humano que tenga los tamaños necesarios para hacerle frente a la vida y a la enfermedad como ésta se lo ha exigido durante los últimos meses.

Mariana luchó más de dos años como nadie más, no hay mujer más valiente en el mundo que ella, su razón de vivir no sólo fue la de su tratamiento, difícil como el que ninguno, sino que Jorge hiciera lo propio para su recuperación, Marina no sólo ha sido esposa y compañera de vida, ha sido la entereza misma que los hombres no conocemos sino a través de la entrega y dedicación de quien nos ama de verdad.

Pinche muerte traicionera, la odio por cruel y descastada, me molesta hasta el alma que no tenga el honor de honrar la palabra ni compromiso alguno adquirido con anterioridad; Mariana se fue el martes pasado, a Jorge le queda la gallardía de su pelea, la magia de una sonrisa que nunca se apagó, el recuerdo de los miles de momentos que juntos construyeron. Lo que más quiero es que su recuerdo le acaricie por siempre su corazón; pinche muerte traicionera, no se vale…

 

*El autor es empresario, ex dirigente de la Coparmex Mexicali.

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