SMOG
A mediados de los años sesenta, acudíamos con frecuencia a Los Ángeles, California, y nos hospedábamos en casa de nuestros buenos amigos, la familia Valencia Gastélum.
A mediados de los años sesenta, acudíamos con frecuencia a Los Ángeles, California, y nos hospedábamos en casa de nuestros buenos amigos, la familia Valencia Gastélum, compañeros de exploración, caza y pesca. Esta ciudad tiene todos los atractivos del Mundo, entonces, la recién inaugurada Disneyland, por ejemplo. Sin embargo, nuestros intereses estaban en otros atractivos: Museos, el Observatorio, el ZOO, Hollywood Boulevard, las armerías y las novedades gastronómicas para los cachanillas: el sushi japonés y la pizza italiana.
Recuerdo muy bien que al aproximarnos a la gran ciudad, empezábamos a sentir ardor en garganta y ojos. Luego veíamos la nata de humo sobre la región. Es el SMOG, nos explicaban. Entonces todas las grandes urbes estadounidenses estaban súper contaminadas por el exceso de automóviles y las industrias, principalmente. Pero los EUA reaccionaron positivamente y en 1970 promulgaron su Ley del Aire Limpio. Aún así, todavía padecen de contaminación algunas de sus ciudades, pero L.A. está limpio.
Ahora, quienes vienen desde ahí a Mexicali, Tijuana y pronto Tecate y Ensenada, ven y sienten lo que nosotros vimos y sentimos hace medio siglo al visitar L.A. El principal vehículo de la contaminación que nos afecta son las partículas PM 2.5 (menores a 2.5 micrómetros) suspendidas en el aire. Estas tienen su origen en el humo de quemar leña, gasolina y diésel, precisamente nuestros combustibles favoritos. Carros chocolates y de todo sabor circulan ante los ojos de la autoridad ambiental dejando nubes de humo. Las taquerías y asaderos aportan 2.5 PM de hollín en cantidades aún desconocidas.
Dicen que la Constitución nos garantiza un “medio ambiente saludable para nuestro bienestar y desarrollo”, mentira más grande no hay en México. Ahora con la pandemia, se ha confirmado que la mayor mortalidad por COVID-19 se está dando en lugares con mayor concentración de PM 2.5. Pero el daño que nos hace el SMOG no sólo es potenciar al virus, sino que daña los sistemas nervioso, renal, respiratorio, endocrino, cardiovascular y reproductor (NATGEO 4/21). Al menos en Mexicali, los abortos ya se toman como normales. Y si anexamos a esto alguna diabetes, hipertensión y sobrepeso, tendremos un resultado altamente mortífero.
No debe extrañarnos entonces la incidencia marcada de infecciones y fallecimientos por COVID-19 en nuestras ciudades, es que el medio ambiente sano que la Constitución dizque garantiza, quienes están para hacerla cumplir, no están haciendo su trabajo. Limpiar el aire de las grandes ciudades es posible, en los EUA tenemos el mejor ejemplo. Pero aquí no hemos tenido gobiernos que se interesen en la salud como para disminuir las mortales partículas PM 2.5 y PM 10 (polvo) del aire que respiramos todos los días. En esta ciudad capital, hacer carnes asadas o comer en taquería, es un hábito insalubre. Nos daña el sistema respiratorio y la grasa se acumula en el sobre peso y obstruye las arterias coronarias. Resultado, candidato a engrosar las filas de afectados por esta pandemia, la diabetes y la hipertensión.
*- El autor es investigador ambiental.
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