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Agorzomado

¿La había escuchado? Por si no, le cuento que una persona se agorzoma cuando se abruma y se agobia.

¿La había escuchado? Por si no, le cuento que una persona se agorzoma cuando se abruma y se agobia. En mi caso es una palabra que escuché desde niño y ahora, echándole una ojeada al libro de Bruno Newman que tiene el sugestivo título: “Las de endenantes”, me reencontré con la palabra que define con puntería apache cómo me siento.

Estoy agorzomado por la incertidumbre que causa el COVID, sobre todo porque hay muchos “hijos de su mal dormir” que no se cuidan y peor aún, muchos obtusos que no hacen por vacunarse.

Aunque se le quiera tapar el ojo al macho, ahí está la evidencia, La epidemia lejos de estar controlada, crece. No en todos lados de la misma manera y proporción. Pero, los contagiados abundan en el planeta Tierra y da la casualidad de que -usted y yo- estamos trepados en él y los males vuelan.

Ante ello, me parece no solo correcta sino hasta ejemplar la política asumida por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien implantará en su país la vacuna obligatoria. Porque y a pesar de que hay un gran número de personas vacunadas por allá, en un solo día se registraron cerca de 1,300 nuevos casos de infectados. Y, a ese ritmo, no habrá condiciones ni instalaciones sanitarias que controlen el mal.

Y sigo de dicharachero para señalar que “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.

LA PALABRA DE HOY: AGORZOMADO

Para que alguien llegue a estar agorzomado alguien o algo lo tiene que agorzomar. Por eso parto de la definición de dicho verbo que significa, conforme al vocabulario esencial mexicano, acoso, hostigamiento y molestia hasta el cansancio.

Uno se abruma y se agobia a causa del exceso de tráfico; por el aumento sin ton ni son de los precios de productos y servicios y, hasta, por las declaraciones absurdas como cuando AMLO sacó una estampita del Sagrado Corazón de Jesús y dijo que era el mejor escudo contra el COVID: “Detente enemigo, el Corazón de Jesús está conmigo”. No, pues sí.

DE MI LIBRERO: LAS DE ENDENANTES

Su autor, Bruno Newman empezó (desde niño) a ser un delirante coleccionista. Primero lo fue de timbres, monedas y piedras de obsidiana. Luego de objetos, hasta formar un museo, El MODO, en dónde ha llegado a reunir más de 150,000 objetos en 48 colecciones.

Así, fue como empezó a coleccionar frases y palabras del habla popular mexicana. Como él dice, no como investigador o filólogo, sino porque le cuadran o tienen chispa.

Fisgonear por las páginas de “Las de endenantes”, en orden o desorden, es un absoluto agasajo. Voy a ventanera unas cuantas frases: “Abuelita soy tu nieto” / ¡A fuerzas! “Brincos dieras” / ya quisieras. “Colgó los tenis” / se murió. “Por angas o por mangas” / por una u otra cosa. “Ya chole” / parale o “ai´muere”.

Y palabras sueltas: “Achichincle” / ayudante que hace de todo. “Chorcha” / conversación o reunión muy amena. “Faramalla” / exageración. “Garnacha” / antojito de masa de maíz. Y una que hay que evitar a toda costa: “Madrina” / golpiza que agorzoma.

*- El autor es profesor de Redacción Creativa en Cetys Universidad.

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