El ensayo bajacaliforniano moderno
Es necesario puntualizar que para la segunda mitad de los setenta y la primera mitad de los noventa del siglo XX.
Es necesario puntualizar que para la segunda mitad de los setenta y la primera mitad de los noventa del siglo XX, se publicaron las primeras obras ensayísticas modernas en Baja California, donde estos textos se presentaban como un laboratorio de experiencias, un libre ejercicio literario que se mezclaba otros géneros sin limitaciones de ninguna especie, donde la experiencia fronteriza tomaba un papel central y la escritura se enriquecía en lecturas de autores contemporáneos. Los primeros en incursionar en esta clase de ensayo fueron Leobardo Sarabia Quiroz, Gabriel Trujillo Muñoz y Humberto Félix Berumen.
La mayoría de estos ensayos se publicaron en periódicos y revistas de la entidad antes de ser reunidos en libros; periódicos y revista hoy legendarios: El Oficio, Esquina baja, Travesía, Trazadura, Tijuana Metro y los suplementos de Diario 29. Destacan, entre ellos, Vivencias universitarias (1987) de David Piñera, El signo y la alambrada. Ensayos sobre literatura y frontera (1990) y Tijuana hoy (1991) de Patricio Bayardo; Los caminos venturosos (1987) y Sociedad y desierto. Literatura en la frontera norte (1993) de Sergio Gómez Montero; Tres ensayos sobre el ensayo bajacaliforniano (1988), La ciencia ficción. Literatura y conocimiento (1991), De diversa ralea (1993) y Los signos de la arena. Literatura y frontera (1994), Testigos de cargo (2000) de Gabriel Trujillo Muñoz, así como Tijuana en su literatura (1989) de Ramiro León Zavala y Los fantasmas de la pasión (1997) de José Javier Villarreal. Otros libros de este género, pero de índole colectiva, son Piedra de toque (1988), La línea: ensayos sobre literatura fronteriza Méxiconorteamericana (1988), Lecturas de Baja California (1990), Signos abiertos (1993) y Vidas fronterizas (1996). Sin olvidar los libros de ensayos de Federico Campbell, como La memoria de Sciascia (1989), La invención del poder (1994) y Máscara negra. Crimen y poder (1995).
Visto en conjunto, tal vez lo más significativo del ensayo literario ha sido escrito tanto como prólogos a antologías de vario material, así como en compilaciones de ensayos de distinta índole. Pienso en Parvada. Poetas jóvenes de Baja California (1985) y Un camino de hallazgos La poesía bajacaliforniana del siglo XX (1992), Literatura bajacaliforniana siglo XX (1997), Biografías del futuro (2000), Testigos de cargo (2000), Pasiones fronterizas (2008), Escaramuzas (2010), Nada es lo que parece (2018), La mirada insaciable (2018) y La sombra benéfica. Ensayos alfonsinos (2022) de Gabriel Trujillo Muñoz; Antología de la nueva narrativa bajacaliforniana (1987) de Óscar Hernández; El cuento contemporáneo en Baja California (1996), Texturas (2001), Tijuana la horrible (2003), La frontera en el centro (2004) e Historia mínima (e ilustrada) de la literatura en Tijuana (2022) de Humberto Félix Berumen; En la línea de fuego (1990), Zona de turbulencia (2006), Manual de sobrevivencia en la ciudad T (2015) y Viaje a la ciudad en cuarentena. Epidemia, contagio y transfrontera (2021) de Leobardo Sarabia. Todos son textos que dicen que el tiempo de las verdades reveladas, de los clisés de moda, del discurso edificante ha terminado.
En las primeras décadas del siglo XXI, habría que destacar la obra ensayística de Rael Salvador, Heriberto Yépez, Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal, Elizabeth Cazessús, Javier Hernández, Jorge Ortega, Fernando Vizcarra, Mauricio Ramos, Rogelio Arenas, Elizabeth Villa, José Salvador Ruiz, Édgar Cota Torres, Rael Salvador, Óscar Ángeles Reyes, Pedro Valderrama, Daniel Salinas, Raúl Fernando Linares, Iliana Hernández Partida y Miguel Lozano.
En estos tiempos de transición a nuevas tecnologías, podemos observar la aparición de ensayos tanto literarios como académicos, incursiones en lo propio y lo universal, indagaciones alrededor del arte, la cultura fronteriza, los desafíos del mundo globalizado, ciertos escritores del pasado nacional, ciertos géneros literarios que van saliendo a la luz, así como acercamientos críticos a la cultura de nuestros días desde la filosofía, los estudios culturales e incluso la comunicación. No hay en ellos un eje central sino el interés por estudiar aquellos temas, personajes y situaciones que le son cercanas a sus autores, por las que siente empatía y gran curiosidad. Es significativo que tanto Jorge Ortega, Pedro Valderrama, Salvador Ruiz, Edgar Cota Torres, Daniel Salinas y Elizabeth Villa se aproximen a las letras bajacalifornianas para obtener nuevas formas de analizar e interpretar el legado histórico de la literatura hecha en nuestro estado. Pero también es importante reconocer que nuestros ensayistas igualmente exploran vetas más lejanas, como es el caso de Javier Hernández, Mauricio Ramos, Carlos Gutiérrez Vidal, Heriberto Yépez, Fernando Vizcarra y Rael Salvador. De este último me quedo con su idea de que la escritura ensayística es “momentos de coincidencia reflexiva”.
*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
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