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El batiburrillo de la política en BC

Con la formación de Morena y su llegada al gobierno, la política se hizo un batiburrillo.

Con la formación de Morena y su llegada al gobierno, la política se hizo un batiburrillo, que el diccionario define como “la mezcla desordenada de las cosas que no guardan relación entre sí”. Tal cual, eso es la política ahora. Antes de Morena los partidos y la política en general estaban más definidos, por razones muy conocidas: había un partido hegemónico y dos o tres partidos más.

Cuando López Obrador formó Morena unió pedazos de varios partidos, entre ellos el PRI, el PRD, el PT, el PVEM y de otras organizaciones. Con el tiempo ha ido agregando también del PAN. Entonces Morena es un saco al que le cabe de todo, aunque mucha gente no lo sabe.

Al constituirse este bloque de fuerzas, obligó a que, del otro lado, también se formara otro frente compuesto por el PAN-PRI-PRD básicamente. Sólo el MC se quedó sin integrarse desde entonces, aunque Dante Delgado había estado muy cerca de AMLO en otros momentos, cuando era Convergencia y antes de que se convirtiera en el “movimiento naranja”.

Algunos han querido presentar estos dos bloques como la “izquierda” y la “derecha”, en particular por López Obrador. Pero no es así. La verdad es que hay gente de izquierda en Morena como también la hay en el frente amplio, y hay gente de derecha en Morena así como en el otro frente. ¿Qué quiere decir esto? Pues que a partir del movimiento de AMLO, lo que va a predominar es una mescolanza de fuerzas o posiciones.

Con Morena se rompieron los viejos moldes ideológicos de los partidos y de los políticos en general. Hoy hay panistas que están muy a gusto en Morena y abandonan su partido para hacerse populistas (ahí está el caso de Javier Corral), lo mismo con los priistas y antiguos perredistas.

Todo el país está así, pero Baja California es un ejemplo muy claro de esto. Aquí Morena se integró originalmente con priistas o proto priistas, como Jaime Bonilla, Amador Rodríguez Lozano y en otra escala podemos incluir a Fernando Castro Trenti, entre muchos otros.

Después, con el arribo de Marina del Pilar llegaron los políticos más ligados al PAN, como ella misma y su esposo Carlos Torres que había sido militante de ese partido. En las alcaldías se repite la misma historia, como es el caso de Aracely Brown en Playas de Rosarito, que había sido miembro del PRI desde tiempo atrás. Igual en Ensenada y en Mexicali.

O sea, Morena integró a miembros del PRI y del PAN en su estructura principal, que se adhirieron a los planteamientos o la visión de AMLO. No dejaron de ser priistas o panistas, se hicieron “amloístas”, o dicen apoyar la 4T o cualquier otra consigna inventada por López Obrador como la de “Juntos haremos historia”.

En el otro frente formado por el PRI-PAN-PRD las cosas han sido más difíciles. Por más que se diga lo contrario. Aquí no hay una convivencia plena entre priistas, panistas y los escasos perredistas. Están ahí por necesidad, por razones electorales, pero no hay una amalgama ideológica. Son mundos distintos, unidos por su rechazo a Morena y a López Obrador.

En función de todo esto, no es casual que en este proceso electoral haya traslapes más pronunciados como el caso de los panistas Jorge Ramos y Óscar vega Marín que se van a Morena, o el caso de Jorge Hank que busca una alianza con el partido guinda, siendo actualmente miembro del PES.

Al romper los moldes ideológicos, Morena va haciendo un movimiento político basado en el pragmatismo, donde lo más importante es llegar a un puesto de gobierno. Todo lo demás no importa. Importa ganar y ya. ¿Cuál es el partido que ofrece mayores oportunidades de ganar? Morena. Punto.

Tampoco importa la formación política o profesional, la experiencia, etc. Importa ser popular o muy conocido, como el caso del boxeador Érik Terrible Morales (que antes era panista), que quiere ser alcalde de Tijuana por Morena. Lo mismo los candidatos a senador o diputados. Lo que importa es subirse al movimiento.

¿Es mejor este batiburrillo a lo que había antes? No lo creo. Es bueno desacralizar un poco la política y hacerla más plebeya, airearla un poco, quitarle el moho de los viejos partidos, pero no vulgarizarla y poblarla de gente ignorante que no tiene ningún mérito para gobernar. Ni sabe qué es eso, que es lo que está haciendo Morena en sus gobiernos.

No hay alternativas políticas. Son tiempos de secas. El frente reciclando viejos cuadros que no van a entusiasmar a los votantes y con Morena haciendo de todo un revoltijo. Pobre país y pobre BC.

*El autor es analista político

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