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La elección del presidente

La elección presidencial de este año en México es la elección de Andrés Manuel López Obrador. Es su elección.

Benedicto  Ruíz Vargas

La elección presidencial de este año en México es la elección de Andrés Manuel López Obrador. Es su elección. Quien compite es él. De todas en las que ha participado en los últimos 16 años, esta es quizás la más importante. Su propósito es ganarla a como dé lugar.

Se ha preparado pacientemente para ello desde hace casi dos años. Ha ido cuidando minuciosamente cada detalle. Ha intentado, primero, lograr el control del INE y cambiar algunas reglas del proceso electoral. Lo primero ya lo obtuvo y el INE está ahora bajo su control.

Pero de todo el proceso, el paso más importante para el presidente era preparar una candidata a la presidencia. No era una cuestión fácil. En México nunca ha sido fácil este proceso, ni siquiera en tiempos del partido único. Siempre hay algo que lo puede sacar de control.

Por eso AMLO hizo una especie de ensayo: escogió a alguien, pero le agregó unas cuantas figuras más, como para que se viera que había un juego democrático. Las llamó “corcholatas”, por su semejanza a los tapones de botella que se destapan.

Y las lanzó a recorrer todo el país. Para que hicieran una especie de precampaña, con recursos de quién sabe dónde, cientos y miles de pesos gastados en giras y en propaganda en cada rincón. Algunas tuvieron que renunciar a sus cargos como el secretario de gobernación, el titular de relaciones exteriores y la jefa de gobierno de la CDMX.

Después de esa ardua etapa vino la encuesta del partido para decidir al ganador, una forma sutil de ocultar que no había dedazo, como antes. La encuesta no satisfizo a todos, pero, como seguramente ya lo tenía contemplado el presidente, las protestas de Marcelo, que se había inconformado, se fueron diluyendo rápidamente.

Nunca antes, que yo recuerde, un presidente en México había confeccionado tan minuciosamente a una candidata a la presidencia. Como un sastre diseña un traje y lo va recortando poco a poco. Una candidata diseñada desde la presidencia.

Una candidata lo más cercano y parecida posible al presidente y la narrativa de López Obrador; con todos los nuevos vocablos que ya incorporaron a los militantes de Morena y sus simpatizantes: la 4T a la ene potencia; no mentir, no robar y no traicionar; obedecer al pueblo, gobernar por y para el pueblo; primero los pobres, abajo los privilegios de los más poderosos, combatir a los corruptos, etcétera, etcétera.

A partir de aquí viene la otra fase, la más decisiva hasta el día de la votación. No es difícil adivinar cómo va a ser, conociendo el manual que usa el presidente López Obrador.

Claudia va a hacer una campaña electoral como si no existiera la otra candidata de oposición. Se va a mover en línea recta. Nada de enzarzarse en una discusión o en un debate político. Tú repite los mismos mensajes de AMLO. No contradigas a nadie. No respondas las acusaciones. Tú concéntrate en el único objetivo que es ganar.

Ve a las plazas de todas las ciudades, abraza y saluda a la gente, fúndete con la masa, que te sienta suya y repite algo que ha probado dar resultados: que los otros, los de la oposición, quieren regresar por sus privilegios y para seguir robando. No te muevas de ahí.

Evita los temas donde el gobierno no ha rendido ningún fruto y ha tenido que mentir o engañar con trucos argumentativos: la militarización y el papel del ejército, el aumento de la violencia y la fuerza del crimen organizado, el desplazamiento de pueblos enteros, lo chafa de las obras que se han construido, el deficiente sistema de salud, la mediocridad de los funcionarios de Morena, etcétera.

En los debates organizados por el INE recita el ideario de la 4T, di que no somos iguales e ignora a la candidata de la oposición. O dile algo que la saque de quicio como eso que ya se ha dicho: que no es indígena y que no vendía gelatinas cuando era más joven.

En los debates también hace referencia a la ventaja abismal que tenemos en algunas encuestas: entre 20 y 30 puntos mientras los partidos de oposición traen porcentajes marginales. Asume que esta es una elección ganada ya y que vamos por todo, siguiendo los lineamientos del Plan C.

Desde el gobierno es fácil dirigir una campaña electoral. Tienes todo. Información de todo tipo está en tus manos, controlas las fuerzas armadas, conoces los vericuetos de todos tus adversarios, sabes dónde están los votantes clave y en dónde no tienes ninguna capacidad de hacer nada.

El presidente pudo haber perdido varias elecciones, pero esta no la va a perder. Ha cuidado todos los pormenores. Y se ha metido a fondo, como es común en los gobiernos autocráticos y autoritarios. Vamos a ver.

*- El autor es analista político.

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