¿Cómo iniciaron las campañas?
Las campañas políticas han cambiado en los últimos tiempos, para decir una obviedad.
Las campañas políticas han cambiado en los últimos tiempos, para decir una obviedad. A diferencia de antes, digamos unos 6 o 10 años atrás, ahora los medios de comunicación, todos, incluidas ahora las llamadas redes sociales, generan una expectativa tan amplia que hacen creer que el inicio de una campaña electoral es como el “parto de los montes”, o como un estruendo sonoro que hace temblar la tierra. Algo así.
Pero no hay nada de esto, desde luego. Basta ver lo que hicieron las candidatas o los partidos el primer día de campaña para darse cuenta que las expectativas que forman los medios están muy lejos de la realidad. Los medios anuncia la aparición de un gran elefante, pero en su lugar aparece un ratoncito. Tal y como sucedió este 1 de marzo.
Lo mismo de siempre, de ambos lados o de los tres. La entrada a escena de Claudia Sheinbaum fue terrible. Mala oradora, sin carisma (ya lo sabíamos), el mismo discurso, con sus frases resonantes, el mismo acarreo al Zócalo (algo tan pedestre hasta la náusea), y con una masa que ya sabe a lo que va, pero no le interesa lo que se va a decir.
El simpatizante o el elector de Morena ya no tienen el mismo entusiasmo de antes de ganar la presidencia. Ya está interiorizado de lo que es la 4T y de lo que seguiría con Claudia si ganara las elecciones. Ahora sabe que su papel es ir a los actos masivos, hacer presencia y esperar el día de la votación. Hace falta volver a leer a Elías Canetti para entender el comportamiento actual de las masas.
Para Morena y AMLO no está claro que haber impuesto y moldeado de esta manera a la candidata, le quitaron con ello fuerza y creatividad, colocándola en un lugar que a nadie entusiasma. Su eje central de campaña como la “continuidad” no es para exaltar los ánimos, ¿o sí? ¿Qué propone Claudia? Continuidad, como si fuera un agregado al gobierno y la imagen de Amlo.
Claudia se ve apagada, con una pesada carga sobre sus hombros, como es, por ejemplo, hacer todo lo posible para mantener la unidad en Morena, impidiendo que se desmadeje un movimiento que mantenía López Obrador. Sosteniendo, a su vez, ese discurso soso y sin contenido del “pueblo”, el pueblo por aquí y por allá, con el pueblo todo, etcétera, que ha sido central en la narrativa obradorista.
Mantener ese discurso deshilvanado que AMLO construyó a lo largo de los últimos cinco años, con ingredientes del viejo priismo y un odio a sus adversarios políticos, va a ser una pesada carga para la campaña de Claudia. Su campaña no se ve alegre y festiva, ni siquiera porque conservan el poder.
Por el otro lado, igual. Xóchitl ya cedió todo a los publicistas mediáticos, muy en el estilo y el tono de los sectores medios conservadores, que se guían por el odio y el temor a AMLO. Me parece bien arrancar la campaña en Fresnillo, Zacatecas, un lugar caracterizado por los niveles de inseguridad, pero con ello le deja la capital del país a Claudia.
Los publicistas ya le aconsejaron a Xóchitl irse por el lado de promover el miedo a la situación de inseguridad que vive el país, que es real, pero lo que hace falta es un enfoque político, no emocional o emotivo. Eso es caer en la manipulación y asustar a los sectores medios.
Como en el primer caso, no hay liderazgo político en ninguna de las candidatas. Xóchitl tiene mucha energía, motiva a la gente, es honesta en sus posturas aunque en algunas se equivoque, pero le falta carisma político. Necesita dejar las campañas de “recetarios” y pasar a un debate de fondo sobre lo que necesita el país para salir adelante.
Si hay un rasgo notable de esta campaña que está empezando, es precisamente el debate de fondo entre los contendientes. Así la campaña se va a perder en una maraña de cosas que opacan a las más importantes. Como siempre sucede, porque lo relevante en las campañas electorales es sacar a la luz la ropa sucia, no los verdaderos problemas.
Hay una crisis profunda de la clase política mexicana. No hay cuadros y figuras políticas relevantes. Los más viejos que andan ahí arrastrando sus miserias ya no tienen ningún papel destacado y, los más jóvenes, forman parte de una generación política pragmática y en su mayoría inculta.
Con estos bueyes hay que arar, como se decía antes. Lo más seguro es que va a ser una campaña gris y monótona. Aunque espero que no.
Aviso a los lectores: los procesos electorales son los momentos que más disfruto para escribir, pero justamente por eso el autor de esta columna se va a tomar un largo descanso para reiniciar en unos treinta días. Espero que aquí nos volvamos a rencontrar y que El Imparcial de Tijuana me permita hacerlo. Hasta pronto.
*El autor es analista político
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