¿Cuál es tu Standard?

Sir Edmund Hillary en 1953 se convierte en el primero en subir al Everest acompañado por un Sherpa guía. Cuando baja al campamento después de su hazaña los periodistas lo abordaron y le preguntaron qué le pareció estar en la cima. Edmund contesta que es una vista maravillosa, y que además descubrió una montaña que no ha escalado, y que ese será su siguiente objetivo.

¿QUÉ OCURRE?

Generalmente cuando el individuo logra un gran hito u objetivo, su nivel de standard y su visión de las cosas se incremente y eso los lleva a buscar nuevos retos. Elon Musk cuando vende PayPal le ingresan 300 millones de dólares a su cuenta, y no se va a vivir a Florida a jugar golf; invierte en Space X, y además se pone a fabricar carros eléctricos adquiriendo una parte de Tesla.

Sin embargo, hay que estar conscientes de que en este siglo XXI lo que está ocurriendo es lo siguiente: si tu nivel de standard es una manera pobre de hacer las cosas lógicamente serán pobres tus resultados. Y las personas que hacen bien las cosas lógicamente están esperando que les vaya bien, sin embargo los resultados que obtienen no son necesariamente ídem.

¿Qué pasa entonces? Qué es necesario pasar a un siguiente nivel de ejecución, que podemos denominar de excelencia. ¿Y qué ocurre cuando haces algo de manera excelente? Lo que está pasando es que lo que se consigue son resultados buenos, y por lo tanto no se encuentra la persona satisfecha con ello.

SIGAMOS…

Entonces lo que está pasando en el mundo actualmente es que se necesita hacer las cosas de una manera sobresaliente para que podamos tener la posibilidad de tener resultados de dicha manera.

Esto lo podemos observar claramente en el mundo del deporte y del espectáculo, donde precisamente los fuera de serie son los que sobresalen, los demás al ostracismo. Lo veremos en los próximos juegos olímpicos ya por iniciar en París a finales de este mes. Todos los que llegan a juegos olímpicos son atletas que han sobresalido en su especialidad, y eso es estupendo; sin embargo los que se llevarán la fama y el reconocimiento mundial serán los que logren oro, y a la mejor los que lleguen a plata y bronces, los demás goodbye.

PERO…

A manera de conclusión podemos concluir lo siguiente: gracias a Dios la vida no es un deporte, y por lo tanto lo que podemos hacer es ponernos estándar altos en lo que hacemos, ya sea personal, profesional, o social.

No rendirnos ante las dificultades que encontraremos para lograrlos, y ya que los hayas alcanzado celebrar, y luego seguir incrementando dichos standards. Y sobre todo que no dejemos de desarrollar el músculo emocional y espiritual que todos tenemos, y así tener una plena satisfacción de haber intentado lo mejor que podamos ejecutar. Estimado lector, ¿cuál es tu standard en lo que haces? ¡Feliz domingo!

*- El autor es socio del Despacho Asesores Ballesteros.