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Desaparecidos

Hace varios años entrevistamos a familiares de personas desaparecidas, uno de ellos nos comentaba que sentía como “si la tierra se hubiera tragado” a su ser querido.

Rosa María  Méndez Fierros

Hace varios años entrevistamos a familiares de personas desaparecidas, uno de ellos nos comentaba que sentía como “si la tierra se hubiera tragado” a su ser querido.

Leemos todos los días historias en donde desafortunadamente se habla de personas víctimas de desaparición forzada, se multiplican las historias en ese sentido y el sufrimiento permanente de los propios familiares.

Diariamente la Fiscalía envía al menos cinco pesquisas de personas reportadas como desaparecidas, por parte de sus familiares.

Unos regresan en días, semanas o meses.

Algunos nunca vuelven a ser vistos por sus seres queridos.

En la Fiscalía General del Estado saben que no tienen ni el equipo humano ni mucho menos material para enfrentar la gran cantidad de personas reportadas como desaparecidas.

Pero han dejado crecer el problema que se agudiza diariamente.

La Red Lupa informó en su portal que “los casos de desaparición en Baja California comenzaron a ser registrados a partir del 2006, siendo el 2022 el año con la mayor concentración de casos, con 364 personas que continúan desaparecidas. El 2023 es el segundo año con más desapariciones con 285 casos”, publicaron.

Diversos grupos colectivos y células de investigación hablan de más de 500 desapariciones forzadas en BC.

Las autoridades refieren que no llegan a cien; cifra que dicen se ha reducido en los últimos dos años, luego de que le dieron seguimiento a diversos casos en donde las víctimas habían regresado a casa, pero esto no había sido reportado a las autoridades.

Y así podríamos estar confrontando las cifras eternamente y nunca vamos a localizar un punto de encuentro. Porque no se trata de cifras, se trata de personas y familias que todos los días viven que una herida que no puede sanar.

Las historias con sus biografías específicas se reproducen. Se trata de verlas con una mirada social y no de estadística, para llamar la atención de las autoridades investigadoras en este rubro.

Y nunca más volver a preguntar: pues a qué se dedicaban o en qué pasos andaba. No, eso ya no.

Muchas son las historias que llaman la atención de búsquedas eternas, o cuando menos así las definen sus propios familiares.

Jóvenes que en grupo fueron desaparecidos; jovencitos que era la primera vez que acudían a trabajar y ya no han regresado; ex agentes policíacos; comerciantes; vendedores; hombres, mujeres.

Una que llamó mi atención es la historia de Diego Antonio Jaime Inzunza, trabajador de Bimbo, quien desde hace dos años salió de su casa y no ha sido visto por sus familiares.

Desde entonces los familiares, sobre todo los hermanos, han promovido una continua campaña para su localización, a través de redes sociales.

“Un día estás viendo en Facebook la publicación de una familia que desgraciadamente tiene a su familiar desaparecido y te preguntas pobre gente ¿cómo la estará pasando?

Pero nunca te pasa por la mente que un día tú pasaras por eso y les puedo decir que ya sé como la estaba pasando esa familia incertidumbre, miedo, desesperación, coraje, angustia”, escribió uno de los hermanos de Diego Antonio, quien sigue privado de su libertad desde el 7 de mayo del 2022 en Mexicali, luego de salir de su casa a las onces de la noche después de recibir una llamada a su celular.

“Es como si la tierra se lo hubiera tragado”, como han pensado diversos familiares que siguen sufriendo por estas realidades que a todos laceran.

*- La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.

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