¿Un cortocircuito?

POR EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

La noticia surge como una explosión grave, que imprime velocidad a los sentimientos de inseguridad en nuestra ciudad. El miércoles 18 de septiembre, en la madrugada, el automóvil del presidente municipal de Tecate, Darío Benítez, fue incendiado enfrente de su casa que también sufrió daños notables. Inmediatamente las alarmas se encendieron y los tecatenses nos atemorizamos. La respuesta inmediata, en las redes sociales, del presidente municipal, fue en el sentido de que había sido un ataque directo contra él, por cuestiones políticas. Dijo textualmente en su primer comunicado: Así se ve el miedo que le tienen a los ideales y a los principios. De esta manera les respondía a quienes, hasta ese momento, formaban parte del supuesto ataque contra sus bienes y su persona. Con su espada en la mano, Benítez enfrenta a quienes quieren aniquilarlo por cuestiones políticas.

La réplica automática de Benítez es reforzada en las redes sociales, con un comunicado, supuestamente firmado por el Cártel Jalisco Nueva Generación, donde lo acusan de no cumplir los compromisos que tenía con ellos. Con esto, la hipótesis de un atentado contra él, se refuerza, y comienza, al mismo tiempo, a crecer el rumor de que se había ido a los Estados Unidos. La inquietud y la escasa información con que se cuenta, hacen que este asunto crezca y que pueda terminar en la peor fatalidad para nuestra ciudad. A 12 días de que concluya su administración, Darío podría no participar en su último acto protocolario. Esta sería una verdadera tragedia, ya que, en algunas cosas, muy pocas, fue un presidente con actitudes desafiantes y novedosas, al inicio de su gestión. Por ejemplo, se decidió a cobrarles a los grandes deudores del predial, enfrentando negocios añejos y de fuerte arraigo en el plano local, estatal, nacional e internacional, como la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma y el SPA Rancho la Puerta. Sin embargo, chocó con pared, cuando intentó cobrarle el predial adeudado a un expresidente municipal.

Pero, lo tragicómico de este asunto es que, cuando intervienen los bomberos investigando la escena del supuesto crimen, observan que no hay rastro de ningún líquido u otro material inflamable, que hubiera provocado el incendio, y al revisar los restos del vehículo incinerado, descubren la huella de un corto circuito. Por consiguiente, la tenebrosa historia del atentado se derrumba y se lleva entre las patas la engañosa reseña de que lo atacaron. La misma Gobernadora del Estado, María del Pilar Ávila Olmedo, confirma la información de los bomberos. Entonces, ¿por qué Darío fue tan duro al analizar el evento del incendio de su carro, identificándolo como un ataque contra él? ¿Qué pretendía obtener? ¿Para qué faltarnos al respeto a los tecatenses, metiéndonos en un conflicto que no existe, pero que él quería consolidar? ¿Para qué involucra el asesinato de Christian Vázquez, su amigo pretendiendo que esto es consecuencia de lo otro?

Si en verdad el crimen organizado quiere acabar con él, este no es el método que utilizarían. Irían directamente en su contra, baleándolo en plena calle. Cuando la información recabada por los bomberos sale al público, reforzando lo del cortocircuito, la fantasiosa historia de Darío se derrumba y queda como solo un ridículo y doméstico accidente.

Sin embargo, si fue en realidad un atentado, entonces la situación se vuelve peligrosa, y Morena y la 4T, se descubren como socios activos de la delincuencia organizada, y por consiguiente, promotores de la violencia y los excesivos crímenes y ejecuciones que tenemos día con día. Si el primer edil de una ciudad media como lo es Tecate resulta inmiscuido en asuntos tan graves, se abre la posibilidad de que los otros alcaldes y la gobernadora, también lo estén. Ese incendio es preocupante, debe ser investigado, y por supuesto, tendrá sus consecuencias. Vale.

* El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacionales por la UABC.