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Día histórico y ceremonia de terciopelo

Ayer la palabra que más se repitió fue histórico.

Joaquín  López Dóriga

“Y sí, se irá a su finca, cuyo nombre es su destino: La Chingada”.

Florestán.

Ayer la palabra que más se repitió fue histórico.

Y sí, fue una jornada para la historia el que la primera mujer en la historia de México, Claudia Sheinbaum, hubiera asumido la Presidencia de la República y la Comandancia Suprema de las Fuerzas Armadas.

Pero no solo es ese hecho.

Para mí es histórico que la presidenta Claudia Sheinbaum empezó a asomarse ayer con su mensaje en el Congreso, que enviara las primeras señales de lo que será su gobierno y que sin romper, marcó formas, fondo, temas y dejó ver lo que será su personal estilo de lo que ayer mostró apenas un esbozo.

Sheinbaum abordó los temas obligados de la continuidad, segundo piso le llaman, de la cuarta transformación, que en muchas áreas se la dejaron en obra negra, pero también matizó en otros. Marcadamente cuando habló de la unidad, que nunca fue un tema de López Obrador que mantuvo como recurso cotidiano, violento, la confrontación, la división, la polarización; en el de seguridad, ya con planes que dejan atrás el fracaso heredado, 199 mil 621 homicidios, por el malogrado karma de abrazos y no balazos, que no era la alternativa, y planteó a partir, sí, de las causas, pero ya mencionando a policías, procuración e impartición de justicia, la ciencia, la investigación, el fortalecimiento de la Guardia Nacional y la coordinación de todos; y en salud, cuando planteó elevar la seguridad social a 50 millones de mexicanos que no la tienen, a las familias, en especial a los niños. Ya no se refirió a un sistema de salud como el de Dinamarca, o más allá de la mentira, al mejor del mundo. Fue realista y seria.

Así, pues, por ser la primera mujer en llegar a la Presidencia de México y lo que asomó ayer, reitero, que fue un día histórico, ya vendrán los difíciles.

Y un apunte: la ceremonia de transmisión de poderes fue de terciopelo como no se veía, y en otro México, desde hacer 42 años.

RETALES

1. SALUDO.- Otra de las diferencias que marcó ayer fue la de ir al lugar de la presidenta de la Corte, Norma Piña, en el presídium, para saludarla, lo que López Obrador no hizo ni por cortesía;

2. ACAPULCO.- Otra más la podrá marcar hoy cuando llegue a Acapulco y no se encierre en la base naval, como López Obrador tras el Otis que nunca salió de esta fortaleza ni pisó la destrucción ni habló con un solo damnificado. Hoy tendrá que ser la Claudia de la tragedia de la Línea 12, que esa misma noche estaba en el derrumbe. Hoy deberá salir al Acapulco destruido para consolar, abrazar y escuchar a cientos de miles de damnificados; y

3. SÍMBOLO.- Lo más conmovedor de ayer fue el esfuerzo sobrehumano de la maestra Ifigenia Martinez, que a sus 94 años y su salud, por un momento pensaron que no asistiría, pero presidió la sesión porque Claudia siempre quiso que ella le entregara la banda.

Nos vemos mañana, pero en privado.

*- El autor es periodista español naturalizado mexicano con 55 años de experiencia.

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