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La granada vieja

La violencia familiar es uno de las principales denuncias que se presentan en los números de emergencia 911.

Rosa María  Méndez Fierros

La violencia familiar es uno de las principales denuncias que se presentan en los números de emergencia 911.

Sobre todo los sábados, domingos y lunes.

Empieza, desde las seis de la tarde hasta las once de la noche, en promedio.

A través de los mapas de calor que miden las zonas e incidencias delictivas, se puede identificar índice de violencia y las repercusiones que este tipo de agresiones en cuatro paredes genera.

Es como una granada vieja que no sabes dónde ni cuándo va a explotar, pero termina estallando y afectándonos a todos.

En el caso de la capital de Baja California, se presenta con mayor recurrencia la violencia psicológica, seguida por la física y económica.

Las denuncias se dan principalmente en la llamada zona los Pueblas y el Valle de Mexicali.

Es una situación cultural en donde todos estamos o deberíamos estar involucrados, para evitar que los estragos nos alcancen en un corto futuro. Los vecinos, maestros, compañeros de trabajo, familiares que la detectamos a tiempo, para ayudar a las víctimas.

Y por supuesto el gobierno obligado a través de sus múltiples dependencias enfocadas, desde lo federal, estatal y municipal, a enfrentar, combatir y en lo posible erradicar esta violencia contra mujeres, niñas, niños, adolescentes y jóvenes. En su inmensa mayoría.

Cerrar los ojos ante la innegable violencia que se está gestando en las comunidades que nace y se fortalece en muchas ocasiones en los propios hogares, no nos conviene.

El Estado, como ente político, está obligado a crear los entornos de seguridad hacia la población, sobre todo la que se encuentra en un estado de vulneración, como son las mujeres, los niños, niños y adolescentes, que mayoritariamente son quienes sufren las consecuencias de la violencia familiar.

Los contextos saludables y por supuesto de seguridad, van desde los servicios públicos, la educación, la apropiación de los espacios públicos, el poder caminar por las calles, sin que sufras algún ataque por el hecho de pertenecer a alguno de los grupos anteriormente mencionados.

Aunque sabemos que la seguridad es un derecho constitucional y el Estado está obligado a proporcionarlo absolutamente a todos la población, sin distingos, pero las estadísticas nos marcan que son mujeres las que, en comparación con los hombres, sufren mayormente la violencia en casa.

La directora del Instituto de la Mujer, Mónica Vargas, nos comentaba en reciente entrevista que este tipo de entornos de seguridad para los grupos de mujeres, niñas, niñas, adolescentes, sobre todo, van desde las calles alumbradas, lotes baldíos despejados, transporte, escuelas y trabajos seguros.

Para detectar las zonas, días y horarios de riesgo, se realiza el trabajo con Seguridad Ciudadana que proporciona la información que se convierte en ejes de acciones.

Además de esos factores concretos para lograr mayor seguridad a estos grupos sociales, una vez que se visibiliza la problemática, también se crean redes de apoyos financieros con cámaras empresariales, para que las mujeres puedan pasar de la dependencia económica, a ser emprendedoras e incluso posteriormente empresarias.

Se trata de lograr, en lo posible, una autonomía, que las mujeres puedan generar un proyecto productivo y sean autosuficientes, para ellas y sus hijos víctimas.

Y entonces, es aquí cuando nos preguntamos, por qué con todas las dependencias, programas, apoyos, destinados a las mujeres, la violencia doméstica, familiar, no cesa, y sigue siendo el principal delito denunciado a los números de emergencia.

O no está llegando el mensaje a los grupos afectados; o las políticas públicas son sólo mediáticas y efímeras y las afectadas no se ven reflejadas, ni mucho menos atendidas o todos estamos fallando y falta que la tierra fértil empiece desde el hogar y no esperar que las agredidas sean atendidas hasta que lleguen a los hospitales, sino prevenirlo.

Hay que hacerlo, antes de que la granada vieja nos explote en la cara.

La verdad sea dicha.

*- La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.

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