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¡Viva la hispanidad!

Estamos en octubre, mes de la hispanidad en el que recordamos, la llegada de los españoles en 1492.

Anita B.  de Ochoa

Estamos en octubre, mes de la hispanidad en el que recordamos, la llegada de los españoles en 1492, a lo que posteriormente sería la Nueva España, suceso de importancia tal, que sin éste no seríamos lo que somos, aunque la mayoría lo conozca tergiversado.

Y es que desde primaria, los libros oficiales se encargaron de enseñarnos que los mexicas, mayas, olmecas, y aztecas, eran buenos, omitiendo claro, los genocidios de mexicas y aztecas, los sacrificios cruentos hasta 40 diarios y el canibalismo; todo era perfecto hasta que llegaron 400 españoles de la peor calaña guiados por el peor de todos: Hernán Cortés en 1521, quienes acabaron con una cultura milenaria perfecta, algo imposible, pero por la emoción, caímos en la manipulación convencidos que ser buen mexicano era odiar a los gachupines que solo vinieron a robarnos nuestra cultura, oro y riquezas, a cambio de espejitos…

Miguel León Portilla, es un mexicano políglota, que además de idiomas domina varias lenguas como el náhuatl, y el maya, fue indigenista que, al estudiar en serio las culturas, lo llevó a ser hispanista, descubriendo que no hubo conquista, sino el nacimiento de una nación que se hermana con todos los hispanos. El afirma: Si el mexicano odia al español, se odia a sí mismo.

¿Por qué? Admiremos primero las construcciones que tenemos en México, Guatemala, Cartagena, Chile, Lima, entre otros. Catedrales, acueductos, universidades, edificios, tipo barroco, neo clásico, verdaderas joyas arquitectónicas, construidas por indígenas durante todo el siglo XVI. Este tipo de arte, no solo no se hace por la fuerza, sino que implica muchísimo trabajo, esfuerzo, recursos económicos, pero sobre todo muchísima fe. Estos templos fueron levantados por encima de todo con fe, con mano de obra indígena de América, dado que en 300 años que duraron los virreinatos desde California hasta Patagonia, solo pasaron como cien mil españoles, los demás fueron los descendientes al haber reproducción y mestizaje.

¿Cómo se puede hablar de conquista? Cuando hablas de México, 400 personas no conquistan un país, lógico; para conquistar un territorio hay que mantenerlo conquistado después mantener un ejército; pero en Nueva España, Rio de la Plata, Perú y Nueva Granada, los cuatro virreinatos de América, nunca hubo ejército. Si no lo hay, no hay forma de mantener la opresión de la gente. Lo que sí hubo fue integración y agradecimiento por la cultura y la civilización que se desarrolló, empezando con el idioma, gracias a ellos hablamos la más bella de las lenguas: El español.

Pero hay algo aún más importante: Del culto sangriento y cruel que tanto mexicas como aztecas imponían a los indios con lo cual sufrían y estaban hartos, la llegada de 12 franciscanos hablándoles del Amor de un Dios que dio toda su sangre por ellos en la Cruz, y su valor de hijos de Dios, los hizo volcarse a la fe tener esperanza y vivir en paz.

Todo esto y mucho más, se lo debemos a los españoles, el oro que supuestamente se robaron, lo podemos ver, están en los templos que los mismos indígenas construyeron, obras preciosísimas dignas de admiración. Conclusión: Basta de engaños, investiguemos. Leer los libros de Juan Miguel Zunzunegui, mexicano historiador, nos abre el panorama verdadero, y el orgullo de ser hispanos.

*- La autora es consejera familiar.

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