La moneda está en el aire en EE. UU

Las elecciones en Estados Unidos se llevaran a cabo tres días después del Día de Muertos en México, así que tendré un poquito de tiempo para ir “volando” a Mexicali, visitar a mis deudos, poner flores de colores, elevar plegarias, muchas, demasiadas y regresar a Arizona para trabajar en la cobertura electoral.

Aquí, en este territorio que una vez perteneció a México, el aire se corta con un cuchillo. La efervescencia de las elecciones tiene a los arizonenses polarizados. La mitad ama a la demócrata Kamala Harris, la otra mita ama al republicano Donald Trump. También hay odio, mucho odio.

Las encuestas apuntan a una contienda tremendamente reñida entre la vicepresidenta Harris y el ex presidente Trump. Arizona es un estado péndulo, así se les conoce a los estados que son clave para definir los resultados de una elección federal. Como muestra, en 2020 Joe Biden ganó en Arizona con un margen de solo .3% o 10,457 votos, dejando en el camino a un Trump y sus radicales aspiraciones por recuperar la presidencia.

La actual contienda entre Trump y Harris sigue siendo excesivamente cerrada a nivel federal y a nivel estatal en Arizona, un punto los separa del triunfo o la derrota. Yo ya voté, porque aquí, en el estado del Gran Cañón, cada voto inclina la balanza. Obviamente voté por Kamala Harris, lo digo a los cuatro vientos y con voz potente. Sería insano, fuera de mi moral, apartado de mi ideología apoyar el racismo, la misógina, las leyes antimigrantes, la segregación escolar y el abuso de poder en contra mi comunidad en Estados Unidos. Bueno, igual hubiera votado hasta por el espíritu de Chabelo, si se tratara de hacerlo contra Trump.

Pero ese mismo racismo, odio y extremismo se pueden percibir en el día a día mientras la fecha del 5 de noviembre se aproxima. Esta semana la policía arrestó a un hombre que había estado disparando contra las oficinas del Comité Nacional Demócrata en Arizona. El personal de la campaña Harris-Walz utiliza dicha oficina.

No lo hizo una vez, disparó en tres ocasiones. Lo detuvieron y en su casa encontraron un arsenal de armas, estamos hablando de más de cien armas de fuego y 250 mil cartuchos de munición, lo que llevó a las autoridades a sospechar que se estaba preparando para cometer un acto de tiroteo masivo. ¿Se imaginan?

El miedo se percibe en las calles, sobre todo en los suburbios latinos, donde aseguran que personas armadas resguardan los buzones postales donde las personas pueden ir a depositar sus boletas anticipadas.

No quiero pensar el ambiente que se va a desatar si no se resuelve la elección de manera rápida y con márgenes considerables que definan al ganador de la contienda. Sin anticiparme, y rememorando la toma del Capitolio en Washington, donde una horda de extremistas burlaron la máxima autoridad para posesionarse del máximo recinto legislativo, no auguro un buen panorama. El personal de la oficina de la Secretaría de Arizona, quienes regular las elecciones, ya dejaron de acudir presencialmente al inmueble oficial, por temor a atentados.

¿Qué podemos esperar los ciudadanos comunes? Quizás atrincherarnos hasta que las aguas vuelvan al cauce.

Pero bueno, yo soy Beatriz Limón, periodista mexicana, inmigrante, reportando desde el país de las oportunidades, donde la libertad se presume con estafeta de “primer mundo”. ¿Ironías verdad?

En fin, la moneda está en el aire, que el pueblo de Estados Unidos decida.

*La autora es periodista independiente para medios internacionales