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Plástica de Baja California, su origen

En varios envíos, uno aproximadamente cada mes; inicio un libro que espero me publique La Crónica o la empresa de Juan Fernando Healy Loera.

Ruben García Benavides

En varios envíos, uno aproximadamente cada mes; inicio un libro que espero me publique La Crónica o la empresa de Juan Fernando Healy Loera.

No voy a desperdiciar los últimos años de mi vida, conociendo de antemano mi capacidad, mi conocimiento pleno del tema, que personalmente he vivido. Ninguno de mis compañeros o colegas han mostrado algún interés por dejar en la historia de la plástica de BC tan detallada, tan puntual como la que en este libro dejaré. Antes de entrar a los detalles del origen de la primera escuela de Artes Plásticas, cuyo inicio se dio en Mexicali, enviaré una justificación del por qué yo. Simple: ninguno de mis colegas, sea Mexicali, Tijuana o Ensenada, han dejado algún interés o testimonio de la historia del tema que trataré, a excepción es posible de Roberto Rosique Jiménez, de Tijuana, y sin ser artistas plásticos, Rubén Vizcaíno Valencia y Gabriel Trujillo Muñoz. Gabriel sobre todo han dejado textos al respecto de sumo interés. (Disculpas por referirme a mí con frecuencia). Temprano, en aquella primera década 1960-1970, me fui convirtiendo en un lector con una relativa fruición en diferente temas: literatura en general, e incluía la política, producto en aquellos años de mi influencia comunista (misma que con los años abandoné) precisamente, conociendo la libertad del arte en occidente, sobre todo el abstraccionismo y viendo convertidos la mayoría de pintores rusos en vasallos del régimen, pintando hoz y obreros, entendí que aquel no era mi camino y, reitero, abandoné por la pintura misma mis ideas comunistas. Por la década citada y gozando ya de un modesto sueldo como profesor de la Escuela de Artes José Clemente Orozco (a la que me referiré con frecuencia). A indicación de un pintor, Alejandro Carranza, que llegó de la Ciudad de México en aquellos años que mostraba una firme fe en mí, con quien nos reuníamos en su casa de la colonia Nueva a tomar en vino José García Arroyo, Salvador Mora Juanita y yo, y a la vez Carranza era asiduo a la tertulia de café con quienes nos reuníamos con periodistas en Café Emporio primero y posteriormente, en el café del pasillo de la botica Cruz Roja y la estación de radio XED en el sótano del mismo edificio de la familia Guajardo, al frente de lo que era en aquellos años la Escuela Cuauhtémoc, hoy Casa de la Cultura.

“Rubén”, me dijo Carranza (el mayor de sesenta, yo un “jovencito” de veinticinco) “usted por su trabajo ya tiene la oportunidad de viajar a conocer los museos de California; por su poder económico, exponenobras de pintores europeos”.

Lo hicimos con frecuencia “Juanita” yyo: Rubens, pintores españoles, abstractosen abundancia; los más importantes deaquel estilo en efervescencia en aquellosaños; pintores impresionistas algunos,un retrato de Vincent van Gogh y algunaotra pintura de él. Museo del Balboa Park,el museo de La Ciénega en Los Ángeles, elmuseo de San Francisco, en donde vimosla obra caso completa del escultor Rodin;la escultura de El Pensador se encontrabaen el museo de San Francisco.

A la vez viajamos con frecuencia a México en dos ocasiones a la ciudad de México para conocer la pintura de nuestro país.

*- El autor es Profesor Emérito, UABC, por la Facultad de Arquitectura. Creador Emérito, ICBC. Artista plástico.

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