Mi vulnerabilidad
No acostumbro hablar de situaciones personales y menos en este tipo de espacio de análisis político.
No acostumbro hablar de situaciones personales y menos en este tipo de espacio de análisis político, pero en esta ocasión me permitiré eso para alertar y hacer recomendaciones a quienes esta columna lean.
El pasado viernes a mediodía recibo una llamada de un número telefónico que no tengo agregado; desafortunadamente en mi distracción y prisa contesto.
La voz de un hombre inmediatamente me dice que tengo un paquete de Amazon que quieren entregar, me pregunta si estoy en casa o alguien lo puede recibir, pero que previamente tengo que accesar un código que él me está enviando con la intención de que el paquete sea entregado en un periodo no mayor de 12 minutos.
Me llama la atención el mensaje, pero como en otras ocasiones en familia hemos hecho compras a través de Amazon, la verdad bajé la guardia y accedí a marcar el código.
Mi suerte estaba echada.
Inmediatamente ingresaron a mi WhatsApp, a mis contactos, cambiaron la clave de ingreso y perdí control de esa red.
No pasaron ni dos minutos cuando gente de mi familia me llama para decirme que “yo” les estaba pidiendo 12.200 pesos a depositar en una cuenta en Bancoppel.
Como sospechaban de la irregularidad, inmediatamente en el grupo familiar, lo dieron a conocer para evitar que fueran engañados.
A través de mi cuenta personal de Facebook di a conocer la problemática a mis amigos, para alertarlos. Acudí a la empresa de servicio en donde tengo mi celular para que cancelaron ese número y me proporcionaron otro lo cual se realizó en menos de 20 minutos, es decir, en poco más de un cuarto de hora yo había hecho todo para tratar de evitar que los delincuentes avanzaron más con la petición de dinero.
Situación que, evidentemente no los frenó, pero estaban informados muchos de mis contactos de lo que sucedía, por lo tanto no estaban depositándoles dinero.
Afortunadamente.
Me llamaba la atención que de acuerdo a lo que algunos amigos me dicen es evidente la respuesta que dan a través de computadoras. Ni siquiera cuando se están burlando de ellos se percatan que eso está sucediendo.
Una buena amiga a la que le enviaron un mensaje de saludo, inmediatamente les respondió en sentido irónico:
“Ya se, quieres que te preste dinero y que mañana me lo pagas”
Y le respondió: si por favor, muchas gracias.
¿Cuánto necesitas?, le preguntó.
12,200 pesos, le respondió y luego le dijo que le enviara la ficha de depósito.
Los nombres y las cuentas de depósito variaron, no así el banco Bancoppel.
Muchos se burlaban de la petición, pero ellos igual insistían.
El control de daños empezaba a funcionar.
Después empezó una reflexión personal,ciertamente, me sentí muy tonta por caeren las garras de estos delincuentes, cuandoconstantemente recibo información de lasmil y una forma de que estos sujetos tienenpara pretender engañarnos y robarnos dinero.
Nos dicen que no contestemos un número que no reconocemos, que no digamosdirecciones, nombres de familiares o usarclaves, códigos y demás, porque ningunaempresa seria y establecida lo pide.
Bajé la guardia y caí y eso me hizo sentirbastante torpe, pero en el fondo creo que loque más me dolía es la vulnerabilidad en laque coloqué a mis familiares, a mis amigos,a mis contactos, quienes me proporcionaronsu número para estar en conexión, no paraser víctimas de un delito.
Moraleja: no bajar la guardia y estaratentos a las recomendaciones. Ellos no descansan, de nosotros depende que no siganrobándonos.
La verdad sea dicha.
*- La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali
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