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Transformación anual

Es difícil ser totalmente positivo o lo opuesto, plenamente negativo, cuando nos encontramos en el cambio de año.

Salvador Maese Barraza

Es difícil ser totalmente positivo o lo opuesto, plenamente negativo, cuando nos encontramos en el cambio de año. Trataré, eso sí, de ser objetivo e inclinarme hacia lo bueno.

Primero tenemos que considerar que en un par de semanas, el día 20 para ser preciso, habrá una reconfiguración geopolítica mundial, pero también económica y eventualmente de seguridad internacional. Habrá cambios a partir de esa fecha en cuestiones de cuidado al medio ambiente, en la movilidad de las personas por migración legal o migración forzada porque las personas no tienen certeza de un trabajo y bienestar para ellas y sus familias, tampoco por sentirse libres y sin la libertad de elegir, es decir, no querrán vivir bajo dictaduras y en donde no puedan desarrollar su aspiracionismo.

Al paso de los meses de este año que recién comienza, Seguramente veremos cambios en las inversiones e interés hacia una transición energética y uso racional del medio ambiente y los recursos como el petróleo, el gas y el agua. Modificaciones enfrentaremos como país y en el mundo, por el envejecimiento de las personas, por la reducción de la natalidad. Las relaciones y concordia mundial, en vez de mejorar, se espera se fragmente, como también lo harán las alianzas entre bloques de países.

Aquí y allá, en México y nuestra zona geográfica, en Asia y en el resto del mundo seremos testigos, eso pienso, de la búsqueda de autonomías estratégicas (soberanías dirán varios), que se unirán a voces de transición energética, uso de la información digital, gestiones gubernamentales basadas en la diversidad de origen, género y edad en el contexto de transición demográfica y movilidad social van a ser macrotendencias; todo esto se verá inmerso en un desigual crecimiento económico, tanto a nivel mundial como regional (pensando en el T-MEC y al interior de nuestro propio país), sectorial y por procesos manufactureros y de exportación. Un ejemplo reciente sobre esto último: protección a un sector primordialmente intensivo en mano de obra como el textil-confección, contra procesos tecnificados y de mayor valor agregado como los semiconductores y el equipo médico.

Otra tendencia mundial y por supuesto para México, va a ser en este 2025 los ajustes en definiciones y decisiones en la política monetaria y fiscal (más deuda, más impuestos, reforma fiscal, más aranceles, son solo preguntas en las que se basarán las políticas de gobiernos como el mexicano y en breve por el de Estados Unidos. Luego seguirán otras naciones de América latina, de la Unión Europea y de Asía, China y Rusia incluidas. que seguramente van a poner a prueba el cumplimiento de promesas electorales: solamente recuerden las promesas para llegar a las elecciones mexicanas del pasado mes de julio y las de noviembre pasado en Estados Unidos.

Promesas, que si se quisieran resumir, se transforman en la expansión del proteccionismo comercial y de aplicar políticas industriales para promover la “soberanía” económica y nacional. Estas políticas, en varios casos, pienso que se van a dirigir a productos y sectores que se consideran críticos para la seguridad nacional y la competitividad internacional. Nuevamente el acero, el petróleo, los textiles, el transporte por electromovilidad, el sector automotriz y el farmacéutico, considero que van a estar en los discursos y actitudes mundiales.

Antes de terminar, retomo algo sobre la población: las personas mayores de cincuenta años supondrán más de una cuarta parte de la población mundial por primera vez en este año 2025, proporción que irá en aumento para los próximos años.

*- El autor es Presidente de Index Mexicali.

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