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Un nuevo año

Hemos dejado atrás un año más, un año que a muchos llenó de alegrías, a otros, de enormes tristezas.

Anita B.  de Ochoa

Hemos dejado atrás un año más, un año que a muchos llenó de alegrías, a otros, de enormes tristezas, agradecidos con Dios por tantas bendiciones, lo que llegó y disfrutamos, lo que se fue y tanto extrañamos, poniendo en Sus manos lo que vendrá en 2025.

La vida es un libro que hay que ir leyendo día con día. Un bello misterio que se va develando sin prisa, donde los protagonistas somos cada uno de nosotros, las risas, los triunfos, los fracasos, las lágrimas, las experiencias, como el barro, nos dan forma para hacer al final la mejor, versión de nosotros.

Comprender que la vida es un milagro, es a través de los años, con las vivencias que se convierten en experiencias, recuerdos que enlazan las almas por medio de la amistad, el amor y el cariño que dan luz a la sabiduría. Terminar un año es recordar que un ciclo concluye… ¿Qué hemos aprendido en él? Es importante analizarlo. Así como tener la ilusión que al llegar al otro, nos espera una nueva aventura, con todo lo que implica, riesgos, gozos… Y lo primero: agradecer a Dios por la vida, por su presencia, por la salud, alegrías, tristezas, enseñanzas y experiencias. A la familia y amigos, su cariño, comprensión y empatía, su estar ahí en los momentos dolorosos como también en los felices compartiendo alegrías y tristezas.

Un nuevo año es la oportunidad para cambiar y lograr ser nuestra mejor versión de amor, empatía, gratitud y congruencia.

¿Qué necesitas cambiar? Los cambios no vienen de facto, sino solamente cuando decidimos que queremos cambiar, es decir, no es el cambio de calendario, sino el cambio de actitud. Un año que comienza es una senda nueva para caminar, un capítulo nuevo qué escribir, una razón más para crecer y soñar.

En un mundo en el que la corriente nos lleva a creer que lo que vale es el tener y aparentar y no SER, que lo material tiene más valor que lo espiritual, el placer es más importante que el Amor, el culto al cuerpo tiene prioridad al cultivo del alma, y Dios no solo es olvidado e ignorado sino hasta un estorbo en búsqueda de una “felicidad” efímera, inexistente, es necesario tener el valor de ir contra corriente, gritando a ese mundo con nuestro testimonio su falsedad. Que la vida es una, sí, y hay que vivirla, pero sin olvidar que es solo un medio para lograr algo mil veces mejor, que da sentido a nuestra vida y nuestros sufrimientos: La vida Eterna, la entrada al cielo, que es nuestra verdadera Casa. Por Jesús, su llegada a este mundo, su muerte en la Cruz y su Resurrección, se nos abrieron las puertas; El ya hizo su parte, nos toca a nosotros hacer la nuestra, ganarnos el cielo en base al Amor que demos, al perdón que otorguemos, a la compasión y ayuda a los que menos tienen… Este año busquemos servir a quien verdaderamente vale la pena: Al Señor Jesús en cada uno de los que tenemos cerca, esforzándonos en conocerlo para poder descubrir ese gran Amor que te tiene a ti, a mí y a cada uno de nosotros.

¡Será la mejor manera de desear un Feliz Año 2025!

*- La autora es consejera familiar.

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