El censurador
En solidaridad con Erika Gallego, periodista.
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En solidaridad con Erika Gallego, periodista.
“En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas. Y muchas golondrinas huyen de la ciudad. El asesino sabe más de amor que el poeta”, Siete Crisantemos: Joaquín Sabina.
Los falsos profetas pueden venir de cualquier tipo de actividad y tratar de darle luz a los ensombrecidos escenarios que se viven; pero no dejan de ser eso, unos falsos profetas.
La censura en los medios de comunicación se manifiesta de mil maneras, algunas demasiado evidentes y otras soterradas, que pretenden ocultar el derecho que tiene tu oponente a señalar lo que está mal, desde su punto de vista.
Lo realizado la semana pasada por el conductor Gustavo Macalpin, quien se hizo viral cuando fue despedido al aire en el Canal 66, es como una historia repetida.
Llamarle a su compañera, Erika Gallego horas antes de salir al aire para decirle que era su último día, lo puso en un escenario desagradable y similar. El censurado era ahora el censurador.
Pero voy más allá. No le dio la oportunidad de despedirse en vivo y lo que es peor, aprovechando la ausencia de la periodista dijo que ella se dedicaría a sus espacios “meramente” de noticias y no de crítica.
Censurador equivocado, ya que hablar de lo que sucede en la realidad cotidiana es también crítica; es no ocultar, es transparentar y decirle a la opinión pública lo que pasa.
Hay siete géneros, entre informativos y de opinión y por supuesto que todos tienen sus impactos y sus audiencias.
Pero el censurador “que no cubre ni descubre” se abroga el derecho de tomar el digno trabajo de los reporteros “meramente informativo” para construir su narrativa a conveniencia, dependiendo de su “amistad o distanciamiento” temporal con el poder.
Muy su gusto, pero lo que no debió hacer es colocar en un escenario de riesgo a la periodista, al decir que ella no criticaría y “solo daría información”. La audiencia del censurador se volcó a su favor y cuestionó a quien durante casi cuatro años lo acompañó.
Censurador miope, que no admitió que su compañera tuviera una visión diferente y no siempre se sumara a sus señalamientos; sin saber que es la confrontación de ideas lo que hace atractivo ese tipo de espacios.
La realidad es la verdad y esta no obedece a nadie, está ahí para ser retomada, descubierta, descrita, leí recién y lo podemos aplicar sin lugar a dudas al censurador que quiso callar a su oponente.
Pero sufrió las consecuencias que no previó y eso lo volvió frágil.
El censurador payaso se hizo vulnerable y tuvo que recular, pedir esquina y arremetió con su trillada narrativa de ser el opositor agraviado por el poder, el mismo que antes acarició y que, seguramente, lo volverá a hacer, porque está en su ADN.
El censurador aprendiz de dictador se disfraza de opositor en sus aspiraciones políticas, como un vil pre candidato con actos anticipados de campaña.
Arroja la piedra como si estuviera libre de pecado, el mentiroso.
El abogado metido a comunicador quiere ser candidato a presidente municipal de Mexicali y usa sus espacios informativos para llevar agua a su molino.
El censurador con aspiraciones políticas ve su realidad y dice su verdad através de un espejo roto que reconstruye a su conveniencia.
Acaricia o desdeña el poder, según le acomoda. Pero como él mismo dice, la gente no es tonta. Estoy segura que así es, por lo que habrá consecuencias.
Censurador, bienvenido al infierno de la política.
*- La autora es directora del portal MF Noticias Mexicali.
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