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El diccionario como género literario

La editorial Bonilla-Artigas de la ciudad de México, que me recomendara Adolfo Castañón.

Gabriel  Trujillo

La editorial Bonilla-Artigas de la ciudad de México, que me recomendara Adolfo Castañón, me publicó un libro que aprecio mucho: el Diccionario de ideas sueltas y pensamientos mundanos, libro que toma la estructura de los diccionarios clásicos y de los textos reunidos en la Enciclopedia francesa, para utilizarla como basamento de una obra de creación contemporánea, donde conviven por igual la disertación, la crónica, el ensayo, la fábula, el aforismo, el diario, la poesía en prosa, la autobiografía y la ficción pura. Recuento de estados de ánimo antes que de eruditas disertaciones, donde lo serio y lo jocoso pueden convivir sin aspavientos.

Este es un texto que expresa una visión personal de aquellas palabras que son importantes o vitales para su autor. Por ello, este diccionario no pretende abarcarlo todo, sino que busca el feliz accidente de la imaginación para nominar el mundo desde sus intereses y gozos, desde sus críticas e interpretaciones.

No es un texto de definiciones –aunque las hay si se le busca- sino de aproximaciones, de tentativas, de acercamientos, de metáforas incluso. Crónica de viaje a partir de las palabras hacia el mundo de los signos que brillan en la cartografía del saber, en el mapa de lo conceptual. Cúmulo de ideas y pensamientos a título personal que intentan ofrecer un boceto del mundo que vivimos, de la realidad que somos en sus inquietudes y paradojas.

Obra abierta, como lo pedía Umberto Eco, que juega con los significados sin dejar de proporcionar análisis y conocimientos por demás subjetivos de los temas que toca, de las inferencias que alienta o de las incertidumbres que augura. El epígrafe de este libro es del escritor John Berger y dice: “Reclamemos nuestras palabras”. Así que eso, precisamente, he hecho en esta obra: reclamar las palabras que me interesan, consuelan, incomodan, asombran. Y compartirlas con los lectores, ponerlas a dialogar con quien quiera visitar esta casa de palabras desde la A a la Zeta.

Y para muestra aquí van algunas en tradas de este diccionario para que sepan de qué va un libro como éste, para que comprendan cuáles son sus motivaciones y, por ende, sus consecuencias.

Aduana. Te preguntan quién eres, a dónde vas, cuál es el motivo de tu viaje. Les contestas, como Ulises, que eres nadie, que vas al otro lado, que el viaje es suficiente motivo. A pesar de sus miradas desconfiadas te dejan pasar.

Aerolito. Siempre hay uno en nuestro futuro. Tarde o temprano dará en el blanco.

Aficionado. El que ama tanto una actividad que termina convertido en un experto en la misma.

Aglomeraciones. Donde hay multitudes hay manadas, hay jaurías.

Agonizante. El que se aferra a ti, el que te mira a los ojos, el que suplica.

Agua. Esa que tan poco cuidas y tanta falta nos hace. Esa que ves pasar, que desperdicias. La que escurre por tus manos, la que bendice tus labios.

Aguja. Me gusta su filo, su capacidad de reparar lo irreparable, de coser lo que está roto. Los camellos le sacan la vuelta. Los ricos la odian.

Aire. En el silencio, tras la ventana, siempre está esperando su momento. Sustancia que cimbra el cielo con su anuncio. Ojo alerta a las tormentas del otoño, a los remolinos del verano. Como asmático que fui, todas las noches de niño me faltaba.

Alambre de púas. Divide sin ocultaral que no quieres en tu casa. Es un muroque respira. Un objeto que daña por el simple hecho de mirarlo. Si lo tocas te rasga,te lastima.

Álbum de estampitas. Ya la tengo, ya,ya, no, no, ya…

Aldea. Ideal para ubicar en ella novelas románticas y dramas de violencia.Juan Rulfo fue el mejor narrador de lamentalidad de aldea: fisgona, prepotente,tozuda, patriarcal. A veces es pura piedra.A veces sólo es zopilotes volando.

Alquimia. Proceso para crear magia. La literatura, por ejemplo, es alquimia textual, mezcla de poderes que creanla piedra filosofal, la trama infinita, el ojomúltiple.

Alteros. De libros. Son torres de Babelque no desisten en crecer, en subir a las alturas, en alcanzar el techo. Urbes en precario equilibrio. Metrópolis donde el cosmos reside.

Amanecer. Entre más oscura es la noche, más vívida es la claridad que llegatras ella, más resplandeciente es su presencia. El amanecer fue para mí, de niño,la prueba de que había logrado vencer elasma nocturna. La sensación de que todoiba a estar mejor.

*- El autor es escritor, miembro de la Academia Mexicanade la Lengua.

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