La fuerza del mal en México
Con el campo de exterminio en Teuchitlán, Jal., y sus horrores, descubrimos una nueva realidad.

Con el campo de exterminio en Teuchitlán, Jal., y sus horrores, descubrimos una nueva realidad de lo que hoy es México, un país secuestrado por el mal. En ese lugar de muerte se encontraron altares a la santa muerte, es decir a Satanás, a quien le ofrendaban la vida de jóvenes y jovencitas que no servían a sus macabros intereses.
Esta devoción a la santa muerte, últimamente acrecentada, es una pieza clave, fundamental para entender lo que está ocurriendo en nuestro país; el grado de violencia, lo aberrante de los crímenes, actos de canibalismo, documentados en videos e invocaciones de los cárteles a la santa muerte antes de realizar ejecuciones, es una prueba más de la sacralización de la violencia.
Es decir, la violencia se convierte en una especie de ofrenda espiritual, donde el sufrimiento y la muerte de otros, son el pase para obtener protección, poder o éxito. Y aunque Sheinbaum asegure que Teuchitlán no era un centro de exterminio, solo un lugar de entrenamiento... ¿Entrenamiento para el crimen? ¿Y esto es justificable?
Estos actos de inspiración diabólica son el resultado del “abrazos no balazos”, así como consecuencia de lo ocurrido en Palacio Nacional el 1 de Diciembre del 2018, cuando vimos por televisión, a López Obrador, ya en calidad de Jefe de Estado, en un acto sin precedentes, arrodillarse ante líderes de una religión pagana, consagrándose él, y consagrando a México, a fuerzas paganas y recibiendo una limpia como primer acto de gobierno. Esto que fue repetido varias veces en su gestión, no es solo un acto simbólico sino una declaración espiritual desde el poder.
Tiempo después, en el Senado de la República, el senador de Morena Adolfo Gómez, realizó un ritual al dios Tláloc, en el que sacrificó una gallina, derramando su sangre en las instalaciones del Senado, como una consagración de sangre, dentro de las instituciones de poder. Luego en 2024, se imprimen playeras con el nombre de López al lado de la santa muerte. Ya no se trata solo de tolerancia religiosa, sino de la legitimación desde el poder, de un culto directamente vinculado con crímenes rituales y violencia, dando carta abierta para que esta figura se posicione como un símbolo espiritual legítimo de México, continuado por Morena al subir la misma imagen a sus redes sociales.
Recientemente está el caso de Dionisio Álvarez, tesorero de Cuautla, a quien al catear su casa, encontraron 4 cráneos humanos sangre en el piso, muñecas, machetes, un altar satánico como los presentes en Teuchitlán y lugares de reunión del crimen organizado.
Hoy estamos ante una crisis, no solo de valores, sino de la implantación de un nuevo orden espiritual, es decir, estamos ante la destrucción sistemática de los valores que han sustentado a México desde su fundación.
Lo triste es que México al ser un país 80% católico o cristiano, nadie alce la voz .¿Será que no es políticamente correcto? Las consecuencias del silencio cómplice, ha hecho que la fuerza del mal que no descansa, tome posesión en miles y miles de mentes, adorando al falso “mesías” que resultó ser un ídolo perverso y cruel. Ahora entiendo porque Jesús nos dice: “Se frío o se caliente, pero no tibio….A los tibios los vomitaré por mi boca.
¡Mujer mexicana forja tu Patria!
*- La autora es consejera familiar.
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