¿Cuándo reventará la “burbuja”?
La clase obrera y la profesionista del país, que forman parte de las estructura socioeconómica media y baja.

La clase obrera y la profesionista del país, que forman parte de las estructura socioeconómica media y baja, cada vez sienten más lejana la posibilidad de adquirir una vivienda digna y asequible, porque hoy en día no solamente en las grandes urbes de México se vive la tan controversial ‘burbuja inmobiliaria", también en municipios fronterizos que apenas se integran como zonas metropolitanas como Mexicali, Tijuana y Ensenada se tiene esta crisis de vivienda.
La especulación inmobiliaria que se vive desde hace una década en Baja California (y que se agravó después de la pandemia en 2022) es el punto central del debate sobre las omisiones gubernamentales en el desarrollo de vivienda de interés popular, la gentrificación de barrios y colonias céntricas, el crecimiento anarquico de fraccionamientos con empresas favorecidas por gobernantes y el abandono de casas por falta de servicios y créditos hipotecarios impagables.
Las aristas de la problemática de vivienda en BC está a la vista de todxs, no son tan complejas como nos la quieren hacer ver. Por fin, el gobierno federal le entrará al quite con un proyecto de vivienda popular con un enfoque para grupos de atención prioritaria (madres autónomas, juventudes y personas con discapacidad), también el gobierno estatal estructuró su propio proyecto de vivienda de interés social. Además, Sheinbaum congeló y redujo créditos de Infonavit, tan solo en la entidad fueron 185 mil créditos.
Sin duda alguna, esto es un avance, pero es insuficiente. Está muy lejano de ser un factor que reviente la “burbuja inmobiliaria”. Incluso, hay otro problema que a los gobiernos y legisladores se les escapa: los cárteles del despojo de vivienda como actualmente operan en colonias populares, fraccionamientos fifís y hasta terrenos en zonas agrícolas.
En Baja California hemos visto un auge de proyectos de construcción, principalmente de vivienda vertical, lo que evidencia una creciente urbanización desproporcionada en el precio de la vivienda y las necesidades de una población trabajadora de clase media, estos proyectos son impulsados en la especulación y el crecimiento del mercado de inversionistas. El problema es que ante la falta de regulación, el boom del desarrollo inmobiliario va dirigido a las personas que están dispuestas a invertir que en habitar.
En 2017, en la CDMX jóvenes protestaron por la falta de vivienda asequible y las rentas que estaba por los cielos. Este fin de semana, en España, miles de familias marcharon por la crisis de vivienda que les azota más fuerte que a otros países europeos de la OCDE. Lxs españoles tomaron las calles de Madrid, Barcelona y 38 ciudades más para exigir mejores políticas públicas de vivienda.
Ante las enormes desigualdades de México, el tema de la vivienda pone en relieve que la clase media joven y obrera es la más afectada, pues no aspira a una casa de interés social y ni de chiste le alcanza para vivir solo o con familia en una vivienda que atienda sus necesidades (¡ojo!- no estoy hablando de lujos).
SEDATU informó el año pasado que México presentaba un déficit habitacional de más de 8 millones de viviendas, de las cuales 20% es por la falta de nuevas casas, mientras que 80% recae en necesidad de mejoras.
Como sociedad, en BC estamos estacionados en una pasividad incomprensible en el tema de vivienda. Es un problema que debaten día a dia las juventudes y el sector obrero, pero no es motivo de ninguna protesta, más allá de la que ha encabezado desde hace 30 años Graciela Romo, una mujer de izquierda en favor de viviendas dignas para las clases populares.
La protesta de la nueva generación y los movimientos vecinales son lo que probablemente revienten esa “burbuja inmobiliaria”, hasta en tanto todo seguirá igual.
REFLEXIÓN EN VOZ ALTA: La economista Viri Rios expone en un ensayo que en nuestro país hay 950 mil familias que quisieran tener un crédito hipotecario, pero no pueden obtenerlo: “Quienes no pueden comprar una casa no son pobres, no son desempleados y no son personas con bajo nivel educativo: son trabajadores jóvenes con alto nivel de estudios. El 61% de las personas que no están pudiendo crear patrimonio tienen licenciatura o preparatoria terminada y el 73% están empleados.
*- El autor es periodista de Baja California.
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