La burla a lo sagrado
Vivir la Semana Santa cada año para quienes tenemos Fe, es algo inigualable. ¿Por qué? Porque celebramos a Jesús, el Hombre que transformó la humanidad.

Vivir la Semana Santa cada año para quienes tenemos Fe, es algo inigualable. ¿Por qué? Porque celebramos a Jesús, el Hombre que transformó la humanidad. El único que pudo dividir la historia en un antes y un después. El Cristo, el Mesías, que vivió, Murió y Resucitó. El que dio su Vida voluntariamente por amor a la humanidad. Jesús, verdadero modelo de vida, humildad, amor, perdón y misericordia. Rey de Reyes, Señor de Señores, Alfa y Omega, Principio y Fin. El camino, la verdad y la vida, el Salvador del mundo que nos amó hasta el extremo, y reinará por los siglos de los siglos.
Los oficios inician el jueves Santo, día en que Jesús celebra con sus discípulos la última Cena, en la cual reparte el pan y el vino, con estas palabras “Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Este vino es mi Sangre derramada, hagan esto en memoria mía. Ahí Cristo instituye el sacerdocio y la Eucaristía, dando el poder a sus apóstoles y luego a sus sucesores, a través de sus manos consagradas y la acción del Espíritu Santo, de convertir el pan en Su Cuerpo y el vino en Su Sangre. De esta forma, Jesús nuestro Dios, se queda como alimento para nuestra alma, cumpliendo con su promesa: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. Como vemos, este día es muy importante y fundamental para la Iglesia y los católicos, que somos la gran mayoría.
¿Por qué les digo todo esto? Porque desde hace varios años, precisamente en Jueves Santo, día sagrado para los católicos, se ha promocionado una actividad en Mexicali, que han denominado “Los Siete templos”, que consiste en visitar y consumir bebidas en siete bares. Una falta total de respeto y una burla de lo que los católicos hacemos después del oficio propio de éste día, que es visitar y hacer oración en siete templos, para conmemorar los siete lugares a los que Jesús fue llevado antes de ser condenado a muerte.
Este año, no solo no fue la excepción, sino que hasta lo promocionó la alcaldesa Norma Bustamante, acompañada de funcionarios que se dicen católicos y van a Misa, como Oscar Vega Marín, nombrando este bodrio una “tradición mexicalense” a la que,-según dijo-, esperaban 30,000 participantes. ¡Qué orgullo debe sentir la alcaldesa y su equipo al promover algo que, lejos de ser cultural, al menos hiciera crecer y mejorar la juventud mexicalense, únicamente los incentive a alcoholizarse. ¿Esta es la creatividad de su administración para ofrecerles algo positivo?
¿Es papel de una alcaldesa que sirve a su comunidad, lograr que la juventud caiga en el alcoholismo u otras adicciones? ¿O lo que le interesa es solo recaudar el impuesto que va del 26 al 53%? Además, ¿Por qué precisamente en este día? ¿No le merece ningún respeto la Iglesia? Porque aparte de emborracharse, llegaron vestidos de curas, obispos, monjas, burlándose en un día tan sagrado, de personas consagradas, que aún con sus virtudes y fallas, merecen respeto a su dignidad como representantes de Dios. ¿Dónde está la conciencia de todos los que por “diversión” han hecho mofa de lo más sagrado, ofendiendo a quienes tenemos fe?
¡Qué reprobable!
¡Mujer mexicana forja tu Patria!
*- La autora es consejera familiar.
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