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"Narcocultura" genera indolencia y normalización de la violencia

"Narcocultura" genera indolencia y normalización de la violencia

La ‘narcocultura’ es consecuencia y no causa de la violencia, desatada en los últimos meses tanto Baja California como en el resto del país.



Así lo entiende y plantea la investigadora colombiana Paola Ovalle, del Instituto de Investigaciones Culturales de la UABC, adscrita al Sistema Nacional de Investigadores.



Quien desde el año 2005 estudia las consecuencias humanas del consumo, tráfico y comercio de drogas ilegales, explicó que la narcocultura consiste en plasmar las actividades prácticas de la vida cotidiana de quienes están inmersos en el consumo y/o comercio de drogas, en materiales musicales, vestimenta, productos televisivos y cinematográficos.



Esos productos son consumidos por personas que pueden o no, estar involucradas en drogas. A pesar de esto, quienes los consumen están comulgando con la ideología del proyecto ilegal del narcotráfico.



Origen y consecuencias de la narcocultura



Contrario a lo que pudiera pensarse, los productos de la narcocultura surgen como transmisores de una realidad violenta, que forma parte de la vida de los narcotraficantes.



Es decir, es consecuencia y no causa de la violencia. “No surgen en el vacío, sino que se basan, recuentan y narran lo que pasa en la cotidianidad”.



Sin embargo, la aceptación y adopción de series televisivas y música que exaltan asesinatos, y banalizan el valor de la vida de las personas y el rol femenino, genera otro tipo de daño social.



“Ver a los narcos como héroes, banalizar la muerte de personas en narconovelas y narcocorridos, van generando socialmente un proceso de indolencia y de saturación. Hace que ya no nos duelan las víctimas”, señaló Ovalle.



¿Qué hacer?



“No podemos cometer el error de pensar que vamos a combatir esta realidad yéndonos contra el producto cultural, prohibiendo cine, música, sobretodo la prohibición desde el Estado, que nunca se ha demostrado que tenga resultados”.



Desde los institutos educativos y de cultura, se deben pensar formas de educar a los jóvenes para que puedan analizar el contenido de la música y producciones que consumen, y no solamente recibirla.




La reflexión pública, trabajo conjunto entre escuela y padres, y generar propuestas que contrasten los valores mostrados por la narcocultura, son las vías para erradicar sus consecuencias negativas.



“También que como adultos reflexionemos en nunca apropiarnos de discursos oficiales donde consideran que existen calidades de victimas, que están las inocentes que sí nos deben doler, y están todas esas otras victimas culpables que en algo andaban, y que no nos tienen que doler”, finalizó la investigadora.




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