Fernando Valenzuela y su paso con Águilas de Mexicali

Mexicali, B.C.- Fernando “Toro” Valenzuela, sin duda dejó una huella imborrable no solo en la pelota invernal con los Águilas de Mexicali, sino también en el béisbol mexicano.

“Fernando fue igual de grande como pelotero y como persona, tenía grandes sentimientos, era muy humano. Perdimos físicamente al pelotero más grande que ha dado México”, comentó Dio Murillo, presidente de Águilas de Mexicali.

Fue en la temporada 2004-2005 cuando el oriundo de Etchohuaquila, Sonora, se unió a la novena fronteriza. Comenzó bajo las órdenes de Enrique “Che” Reyes y terminó con Tim Johnson.

Mexicali

La huella de Fernando Valenzuela en la pelota invernal

“Tuvimos la oportunidad de ver jugar a padre e hijo con Fernando (1ra base) en Mexicali. Él siempre estuvo dispuesto a venir, nunca batallamos; creo que fue de gran ayuda tener a su familia cerca, en Los Ángeles”, agregó Murillo.

En su primera temporada con los Águilas, Valenzuela alcanzó la final, la cual perdieron 4-1 ante los Venados de Mazatlán. El exligamayorista fue el abridor del tercer juego de la final en el Estadio Teodoro Mariscal, lanzando por espacio de cinco entradas.

Para la temporada 2006-2007, luego de una carrera internacional llena de éxitos, el zurdo, entonces de 44 años, puso punto final a su inigualable trayectoria con los Águilas el 20 de diciembre, en El Nido de los Águilas.

Uno de los momentos más significativos entre Valenzuela y la comunidad cachanilla ocurrió en noviembre de 2010, cuando la directiva de los Águilas retiró el mítico número “34″. Después de tres temporadas, Fernando cerró su paso con un récord de 12 ganados y 7 perdidos, y sumó 57 ponches.

“A él no le gustaba para nada salir de un partido. Recordemos que era abridor y, antes, ellos tenían el trabajo de lanzar muchas entradas. Es una de las grandes cosas que le han pasado al club en toda su historia”, señaló Dio Murillo.

Como gran ser humano, Fernando también dejó una huella profunda en el equipo emplumado, especialmente para el entonces novato Humberto Cárdenas, relevista durante las temporadas de Valenzuela en Mexicali.

“Me tocó ver su regreso a la pelota mexicana. Tuve la fortuna de caerle bien. Cuando teníamos giras, me llamaba y me decía: ‘Hey, Rookie, vamos a desayunar’. Daba y recibía carrilla, a pesar de ser una persona seria”, recordó Humberto, de 41 años.

Cárdenas también recibió valiosos consejos sobre cómo enfrentar a los bateadores de poder de otros equipos.

“Él vio algo en mí y siempre me aconsejaba que a los bateadores de poder había que tirarles pegado. Ya con dos strikes, podía usar cualquier otro lanzamiento”, dijo el lanzador derecho.

Deporte

¿De qué falleció el ícono del beisbol Fernando Valenzuela?

Sin embargo, el camino de Valenzuela en la pelota invernal comenzó a los 17 años, en 1977, cuando disputó la temporada con los Mayos de Navojoa.

En 1981-1982, el “Toro” retomó su andar en la Liga Mexicana del Pacífico con los Mayos, lanzando un juego sin hit ni carrera ante los Tomateros de Culiacán el 9 de enero de 1982, lanzando siete entradas.

Ese mismo año representó a México con los Naranjeros de Hermosillo en la Serie del Caribe. Luego, en 1993, regresó a la fiesta caribeña como refuerzo de los Venados de Mazatlán.

En 2001 hizo su última aparición en la Serie del Caribe, lanzando con los Naranjeros en Culiacán. En ninguna de sus participaciones logró levantar el título.

En años recientes, Fernando formó parte del cuerpo técnico de la selección mexicana en el Clásico Mundial de Béisbol en 2006, 2009 y 2013. Finalmente, en 2017, adquirió al equipo de los Tigres de Quintana Roo, de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB).

Homenaje en El Nido

En la serie del 25 al 27 de octubre contra los Naranjeros de Hermosillo, la directiva de los Águilas de Mexicali planea una ceremonia en honor a Fernando Valenzuela. En las próximas horas se darán más detalles a través de las redes sociales de los Águilas.

“Fernando se merece eso y más. Creo que todos los que estamos relacionados con el béisbol debemos rendirle unos aplausos que se escuchen hasta el cielo”, concluyó Dio Murillo.