Marko Cortés debe irse
Juegos de poder
Se equivoca el presidente López Obrador. No es un acuerdo mafioso el pacto del PAN con el PRI para apoyar la candidatura de gobernador de Manolo Jiménez en Coahuila el año pasado a cambio de puestos de elección popular, cargos gubernamentales y hasta notarías. Para nada. Los mafiosos no son tan tontos. Nunca ponen por escrito sus acuerdos. Saben que un documento pueden inculparlos en un proceso jurídico. Por eso, utilizan convenios verbales con testigos de otras familias mafiosas que se comprometen a velar por la aplicación de lo pactado.
En todas las democracias, facciones dentro de los partidos o alianzas partidistas se reparten candidaturas, puestos, dineros y todo tipo de prebendas como el nombramiento de notarios. No podemos ser ingenuos: Así es la política desde tiempos inmemorables. Lo mismo que hizo el PAN con el PRI lo hace Morena con el PT o el Verde. La diferencia es que no lo ponen por escrito porque ese documento es una bomba mediática que puede filtrarse y causar un enorme escándalo.
Bueno, pues cinco políticos que uno pensaría que tienen tantito cerebro firmaron lo que pactaron el PAN con el PRI para ir en alianza en la gubernatura de Coahuila: El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, el del PAN, Marko Cortés, el diputado federal panista de Coahuila, Armando Tejeda Cid, el priista, Rubén Moreira; y el precandidato a la gubernatura coahuilense, Manolo Jiménez. Increíble.
El escrito denota el tamaño de la desconfianza de los panistas con los priistas. El típico “sí, pero me lo pones por escrito”.
Me rebasa que políticos tan experimentados hayan aceptado poner en blanco y negro un documento de este tipo. ¡Qué estupidez! Pero este disparate queda completamente eclipsado con la imbecilidad del presidente del PAN de hacerlo público.
En un tuit del 9 de enero, Marko Cortés califica al gobernador de Coahuila como mentiroso que ha incumplido lo acordado. Anuncia en X: “En honor a la verdad y transparencia, generando convicción plena y habiendo informado a la dirigencia nacional del PRI que lo haríamos ante cualquier incumplimiento, anexamos el acuerdo firmado por Manolo Jiménez en el cual no se habla en ninguna parte de algún porcentaje de votación”.
¿Cómo es posible que en medio de la competencia electoral más grande de la historia, con muchísimo en juego, donde la coalición PAN-PRI juega un papel determinante para el futuro político del País, Marko Cortés salga con la sandez de publicar algo que ni siquiera tuvieron que haber firmado? ¿No se dio cuenta del regalo que le estaba dando al Gobierno y su candidata en plena campaña electoral? ¿No hay algún contrapeso en el PAN que pueda detener la estupidez de su dirigente nacional? ¿No le advirtieron los priistas de las posibles consecuencias de publicar el documento con los acuerdos? ¡Qué barbaros!
Es de no creerse que Cortés haya redactado, firmado y publicado un escrito que efectivamente lo incrimina, no por ser político, sino un politicastro en pañales que de ninguna manera merece dirigir al segundo partido más grande de México.
Marko Cortés no puede quedarse al frente de Acción Nacional. Cometió un enorme error que debe tener consecuencias. Su credibilidad, que de por sí no era mucha, se ha ido a pique. Ha demostrado ser un pasivo en los momentos críticos de la campaña. Los panistas y sus socios priistas y perredistas deben estar temblando de lo que mañana pueda hacer Cortés si amanece enojado.
Ni se diga la candidata presidencial de la alianza, Xóchitl Gálvez, quien sale perjudicada por las estupideces de los partidos que representa.
Ayer, en este espacio, me quejaba de lo chafa del Gobierno de López Obrador. La única manera de sacar del poder a los que han disminuido los estándares de calidad gubernamental es con una oposición de calidad que los desafíe y se convierta en una alternativa real. Pero, si a un Gobierno chafa lo acompaña una oposición chafa, pues la consecuencia es que el País está condenado al chafismo como política imperante.
No parece estar en el ánimo de Cortés reconocer su grave error, aceptar las consecuencias y dimitir. En México no existe una gran tradición de la clase política de tener esta actitud honorable. Lo que queda es que otros liderazgos panistas y la militancia presionen para sacar de la dirigencia nacional a Marko. Está perjudicando al partido. Es una bomba impredecible que en cualquier momento puede volver a explotar. Y, a la vez, un muñeco de trapo del que todo mundo, comenzando por AMLO, se burla por su imbecilidad.
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