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“¡Ahí está mi papá!”: el grito que encendió el valor de dos policías

Antonia Galindo y Jesús Villa no esperaron a los bomberos: entraron entre el humo y las llamas para salvar a un hombre de 82 años atrapado en su casa en llamas en Mexicali 

“¡Ahí está mi papá!”: el grito que encendió el valor de dos policías

Mexicali, Baja California.- El humo era espeso debido al material que se quemaba. Salía furioso por la puerta principal de una casa en el fraccionamiento Pórticos del Valle, como si quisiera impedir el paso a toda costa.

Sin embargo, no pudo detener a la oficial Antonia Galindo González, con tres décadas de servicio, ni a su compañero Jesús Uniel Villa Valenzuela, de apenas cinco años en la corporación, quienes ese 3 de abril demostraron que portar un uniforme también es cargar con una vocación que no se mide en años, sino en coraje.

Fue a las 15:42 horas cuando la llamada de auxilio encendió la frecuencia de la unidad 933. En menos de dos minutos, ambos oficiales ya estaban en la Privada La Campana, justo frente al domicilio en llamas. Nadie sabía si había personas dentro, hasta que un hombre, agitado, con los ojos desorbitados por el miedo, llegó gritando: “¡Ahí está mi papá! ¡Está arriba! ¡No puede moverse solo!”

La adrenalina hizo el resto

Sin esperar la llegada de los bomberos, Galindo y Villa buscaron una forma de ingresar a la planta alta. No había tiempo para dudas. “Pedimos una escalera a los vecinos y con un pico o barra quitamos una madera que cubría la salida del cuarto”, narró la oficial Antonia, quien encabezó la maniobra. “Salió una bocanada de humo”, recuerda.

Entre los tres, los dos agentes y el hijo del adulto mayor, subieron por la escalera y entraron a la habitación. El hombre, Rigoberto Arreola Rochín, de 82 años, yacía desorientado, atrapado, asfixiado. Lo arrastraron hasta la ventana y, con ayuda de los vecinos, lo deslizaron hacia abajo. “Una lesión era lo de menos, nos preocupaba que se estuviera asfixiando”, dijo Antonia.

La misma oficial fue golpeada en la cabeza por un barrote durante el rescate y tuvo que ser llevada al hospital. Pero no se queja: “El señor se quitó tantito la máscara de oxígeno para darnos las gracias. Eso valió todo, es de las cosas que no se le olvidan a uno”.

Villa Valenzuela aún recuerda con intensidad el momento. “Había riesgo, sí, pero más fuerte era la necesidad de salvarle la vida a alguien. Me dio alegría, satisfacción. Nunca imaginé estar en algo así”.

El acto no pasó desapercibido. Este lunes, ambos policías fueron reconocidos públicamente por su valor en un evento público encabezado por la alcaldesa de Mexicali y el director de la Policía Municipal. Pero más allá de los aplausos, se quedan con algo más íntimo y valioso: la certeza de haber salvado una vida.

Porque ese día, entre las llamas, dos policías no esperaron órdenes ni equipos especiales. Solo escucharon un grito, se miraron y supieron qué hacer: arriesgarlo todo por un desconocido. Como los héroes de verdad.

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