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El Imparcial / Sonora / Deportación de migrantes

Se le “cierra el mundo” a Soledad

Soledad, temerosa de su propia seguridad, decidió entrar de ilegal a Estados Unidos para después solicitar asilo, pero fue detenida en Nogales, Arizona.

Se le “cierra el mundo”  a Soledad

ARIZONA.- “Soledad” (nombre ficticio que ella eligió) el 26 de agosto del 2023 salió huyendo de su natal Chiapas junto a sus tres hijos luego de que varios hombres con armas largas asesinaran a una de sus hermanas de 64 años de edad.

La mujer se desplazó hacia el Norte del País por la violencia en su pueblo, sin importarle su rancho, sus animales, su familia, sus recuerdos e incluso su esposo; para preservar su vida y la de sus hijos.

Los hijos en el 2023 ingresaron al territorio estadounidense de manera ilegal y solicitaron asilo que les fue proporcionado al comprobar que una hermana fue asesinada a balazos en agosto de 2023 por un grupo armado y un mes después a otra de 68 años y a su papá de 95 años también les arrebataron la vida en el mismo lugar.

Una vez que la adulta mayor vio que sus hijos estaban a salvo en Estados Unidos, empezó los trámites de la visa en una ciudad fronteriza de México para poder reunirse con ellos, pero el 18 de noviembre de 2024 cuando acudió a su cita se la negaron.

El 8 de enero, Soledad, temerosa de su propia seguridad, decidió entrar de ilegal a Estados Unidos para después solicitar asilo, pero fue detenida en Nogales, Arizona, junto a ocho personas para ser trasladada a un centro de detención donde estuvo por ocho días.

Decidí meterme de ilegal porque me habían negado la visa, pensé que me iban a dar el asilo como a mis hijos, pero me detuvieron en Nogales, Arizona, cuando iba caminando cerca de la garita y me deportaron”, externó.

Durante ocho días permaneció en el centro de detención de Nogales, Arizona, en compañía de otros migrantes que llegaron de forma ilegal. En el lugar le proporcionaron sandwich y quesadillas, jugos y manzanas en su estancia.

ACCESO A UNA LLAMADA

También le facilitaron el acceso a una llamada en el tercer día de su detención para que avisara a un familiar que estaba detenida en Nogales, Arizona, y se encontraba bien porque no había dejado de tomar medicamento para la presión.

Iba en camino por la garita de Nogales cuando me agarraron, me subieron en una patrulla con varias personas, éramos como ocho los que subieron, nos preguntaron los nombres, nos tomaron fotos y nos llevaron al centro de detención, es como una cárcel, ahí nos encerraron en un cuarto grande”, señaló.

Para llegar a Sonora desde Chiapas invirtió 10 mil pesos en pasajes y para que la cruzaran pagó 35 mil pesos más producto de la venta del ganado que tenía en su rancho y del apoyo de su hija que está en Estados Unidos.

Eran mis ahorros y mi hija me ayudó también a pagar, ahora ya no tengo dinero, no tengo casa, no tengo a nadie, estoy sola. Si Dios quiere espero que haya alguna otra oportunidad para poder pasar, aunque ya no sé si vaya a poder porque ya tengo 62 años”, indicó.

El jueves 16 de enero, la mujer salió por la garita Dennis Deconcini caminando, tomó un taxi que la trasladó al albergue San Juan Bosco, ubicado en la colonia Municipal, en Nogales, donde fue recibida y atendida.

El dolor que sentía Soledad al momento de ser deportada era perceptible, no sólo porque no pudo reunirse con sus hijos a quienes no ve desde hace más de un año, sino porque de los ocho hermanos que tenía ya sólo quedan tres vivos.

Mi mamá falleció hace 15 ó 16 años, mi papá y a cuatro de mis siete hermanos los mataron para quedarse con sus propiedades, y no somos los únicos, otras familias están igual y todavía sigue la violencia hay amenazas, asesinatos y secuestros a la gente y eso lo sé por la familia”, aseguró.

TEME POR SU VIDA

La chiapaneca no puede regresar a su casa porque teme que le quiten la vida como lo hicieron con otros miembros de su familia y no cuenta con el apoyo de su esposo, el padre de sus hijos, pues después de salir de su hogar no ha sabido de él.

Cuando me detuvieron me dijeron que me iban a castigar, ya no me van dar la visa y tampoco puedo regresar a mi casa, no sé qué voy a hacer, tengo que buscar a familiares que no viven en Chiapas para que me dejen quedar un tiempo”, apuntó.

Su deseo más grande en la vida es encontrarse con sus hijos, abrazarlos y besarlos para nunca más separarse de ellos.

Estar lejos de su casa, de su tierra, donde fue feliz por casi 60 años y de la noche a la mañana quedar completamente sola, de ahí su idea de llamarse en esta ocasión “Soledad”.

Desde hace más de un año que no veo a mis hijos, en el verano del 2024 se cumplió un año que entraron a Estados Unidos. Ya nada más soy yo la que anda aquí, y no quiero que nadie sepa donde estoy, tengo miedo”, resaltó.

Ella y dos hermanas más estaban a cargo del cuidado de su papá, quien años antes de ser asesinado había sufrido una embolia y la salud ya no era buena y a eso se suma ba su avanzada edad.

La primera muerte de su familiar le tocó presenciarla, pero la segunda y tercera ya no porque se desplazó al Norte en busca de protección.

En el albergue donde fue acogida al igual que otras personas repatriadas, deportadas y que están a la espera de una cita en CBP One para solicitar asilo, se respiraba la tristeza en el rostro de cada migrante pero “Soledad” se distinguía ante los demás por el pesar que llevaba en su corazón.

No es sólo que no pude entrar a Estados Unidos, no es nomás que me mataron a mi familia, es que no sé si voy a ver otra vez a mis hijos, ya estoy grande y enferma, sólo Dios sabe qué va a pasar conmigo, aquí sola”, finalizó entre sollozos mientras veía fijamente sus manos.

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CENTROS DE DETENCIÓN AL TOPE

Los centros de detención Eloy y Florence, en Arizona, están al tope de migrantes que permanecen a la espera de ser deportados a su país de origen, reveló Ángel Campos.

El pastor de la iglesia Monte Vista en Phoenix, quien forma parte del proceso de deportación de los migrantes junto con otras iglesias en Phoenix, indicó que al igual que los albergues brindan apoyo a migrantes que buscan asilo y los que son deportados de Estados Unidos.

Las iglesias que estamos ayudando recibimos directamente a los migrantes del ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas por sus siglas en inglés). En Tucson los están recibiendo en la frontera cuando pasan en familia mayormente y ya los recibimos nosotros. En Phoenix están llegando los que salen del centro de detención de Florence o Eloy”, señaló.

Cuando llegan los migrantes lo primero que hacen, dijo, es orar por ellos luego se les facilita un desayuno, comida o cena, depende de la hora en que lleguen en los transportes del ICE, les dan acceso a los baños para que se aseen, ropa nueva o usada y son llevados hasta el aeropuerto cuando consiguen patrocinio para sus vuelos.

Hemos recibido muy pocos mexicanos, centroamericanos y chinos, son más de África, del Congo, de países árabes, Sudamérica... Ahorita están llegando de todas partes de Siria, de Rusia, tenemos de todo y nos apoyamos con traductores en los teléfonos para poder comunicarnos con ellos”, comentó el religioso.

MENOS LLEGADAS

Entre el 2018 y 2019, dijo, recibían volúmenes de 75 a 100 indocumentados por día y tardaban más tiempo en irse, lo que generaba retrasos en sus trabajos.

En la actualidad atienden de 15 a 20 dos veces por semana y el mismo día regresan a sus lugares de origen con sus familias.

Se espera después del 20de enero (cuando tome protesta Trump como presidente de EU) haya menos entrada de personas de manera ilegal porque desde el año tienen autoridad a los agentes demigración que puedan actuar como jueces, en su mayoría ellos pueden determinar si la persona tiene miedo creíble para buscar asilo o los deportan”, apuntó.

No existe certeza de que haya deportaciones masivas después del 20 de enero, aunque ya todos se preparan para atender a un gran número de deportados.

Los pastores en las iglesias,aseguró, están listos para apoyar a los migrantes, pues la expectativa es que aumente el flujo de deportados y disminuya el número de ingresos ilegales, probablemente haya bastantes deportaciones principalmente en aquellos quenunca se reportaron o no buscaron apoyo de un abogado”, subrayó Campos.

Destacó que una buena parte de las personas que entran de manera irregular a Estados Unidos no buscan apoyo legal en su estadía en ese país, pese a que trabajan y pueden pagarlo en abonos y la recomendación es que lo hagan porque así tienen más posibilidades de no ser deportados.

Los centros de detenciónde Eloy y Florence en Arizona están hasta el tope, en lo que hemos aprendido, las autoridades los detienen les dan una guerra sicológica porque cuando llegan con nosotros no sabían a dónde iban y de repente abren las puertas de los camiones y llegan a una iglesia, es algo muy traumático, la gente no saben a dónde van y muchos de ellos son deportados”, resaltó Campos.

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