Si es exótica, cuidado con sus cuidados
Aunque sea lo más normal del mundo, tener una mascota no es una decisión que se deba tomar a la ligera, mucho menos si ésta es exótica.
El coordinador del Museo Itinerante de Vida Animal, Gerardo Acosta, explicó que la costumbre de adquirir reptiles o artrópodos como mascotas se adoptó en México a principio de los noventa, lo que por un lado ha ayudado a que las personas conozcan más sobre estos animales pero también ha propiciado su desaparición.
El médico veterinario zootecnista, Federico Carrasco Urrea, opinó que muchas veces las personas sienten la necesidad de tener todo aquello que los demás no tienen, por lo que se aferran a la idea de conseguir una de estas mascotas, afectando en su calidad de vida.
Ambos expertos coinciden en que no es recomendable sustraer a una tarántula o un reptil de su hábitat natural, ya que eso puede afectarle totalmente no sólo al espécimen si no se tienen los conocimientos necesarios para su cuidado, sino sobre todo a su especie ya que ese tipo de acciones provocan la extinción.
Pero eso no es todo, es muy importante estar al tanto de que todas las especies mexicanas de este tipo están protegidas por Semarnat, lo que significa que al sustraerlas de su hábitat no sólo está poniendo en peligro al animal o a su especie, sino también a usted mismo, ya que puede ser multado por una suma que va desde los 50 hasta los 50 mil días de salario mínimo, informó Luis Arvayo, encargado de Comunicación de la Profepa.
Una vez que tenga a su mascota exótica, jamás debe deshacerse de ella o “liberarla” en el campo silvestre, ya que estos animales se han criado en cautiverio y no necesariamente pertenecen al ecosistema de su región, y pueden convertirse en depredadores para las especies endémicas.
Aunque muchas veces podemos pensar que es muy cruel mantener a una tarántula, por ejemplo, en cautiverio o alejada de otras de su especie, esto no necesariamente es así, explicó Gerardo Acosta, ya que la mayoría de las especies de artrópodos (arácnidos sobre todo) acostumbran ser solitarios y únicamente salen de su nido o cueva para cazar, si se llegan a encontrar entre sí se atacan hasta que una se come a la otra y sólo se unen para la reproducción, después de la cual el macho debe huir si no quiere ser devorado por la hembra.
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