Oniomanía: Cuando el placer por las compras se vuelve adictivo
Como en la mayoría de las adicciones, quienes sufren de una obsesión por comprar tanto en físico como en Internet tienen problemas para controlar sus impulsos.
Para la mayoría, ir al súper una vez por semana, adquirir una nueva prenda o incluso hacer alguna compra por Internet, es una actividad “de trámite”… Para otros, puede llegar a ser una verdadera necesidad o una válvula de escape.
¿Quién no ha sentido placer o felicidad al hacerse de algún objeto muy deseado? Pero al igual que el juego, el celular, el ejercicio u otras actividades, las compras también pueden convertirse en una real obsesión. Tan real que hasta tiene nombre: Oniomanía.
Diversos estudios académicos han descrito a esta conducta como el hábito incontrolable por comprar, como respuesta, en muchos casos, a una sensación de malestar interno o tensión, lo que deriva en que en ocasiones el producto adquirido ni siquiera estaba en la lista de deseos o bien, no se había planificado.
Un artículo de la Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica, por ejemplo, refiere que a la "necesidad" de hacer alguna compra se suma el bombardeo de la publicidad por objetos inútiles, que terminan guardados incluso sin estrenarse.
"Karla" no se considera precisamente adicta, aunque reconoce que le gusta adquirir ropa, calzado y maquillaje con frecuencia. Además administra un negocio de renta de mobiliario y seguido busca los objetos por Internet, su medio favorito.
"Es que es diferente, por ejemplo, en Mercado Libre compro cada cosa… Cosas para el celular, cosas que mi esposo también ocupa. Pudiera decir que compro hasta tres o cuatro veces en el mes por Mercado Libre", expresó.
Jorge Gatica Morales, médico especialista en Siquiatría, explicó que dentro de las adicciones existe la conducta compulsiva y el pensamiento obsesivo, que se refiere a dedicar mucho tiempo a pensar en cómo obtener la sustancia o, en este caso, cómo realizar la actividad que produce placer.
Señaló que en las compras no sólo interviene la compulsión, sino los sistemas de recompensa, es decir, lo que genera el placer para la persona.
La dopamina es el neurotransmisor asociado con el placer. Cuando nosotros hacemos una compra, de una camisa o algo que tú quieres, obtienes una satisfacción que se traduce en placer. Estamos buscando el placer constante", destacó.
De acuerdo con el experto, en la mayoría de las personas que realizan alguna actividad de forma compulsiva para buscar esa recompensa puede haber, por ejemplo, una depresión no diagnosticada o algún otro sentimiento que requiere llenar ese vacío.
"¿Por qué una persona está buscando de manera constante activar su sistema dopaminérgico de recompensa y experimentar placer?, porque seguramente algo hay que le está llevando a buscar esas recompensas", agregó el siquiatra.
En su caso, ¿qué tan seguido va al súper o hace una compra por Internet para ‘aliviar la tristeza’?, ¿se ha arrepentido después de adquirir un artículo que sabía que no necesitaba, pero no pudo evitar comprar?
El ciclo habitual de las compras compulsivas es el siguiente:
1) Estado de ánimo disfórico.
2) Excitación ante las expectativas de comprar.
3) Adquisición placentera de objetos superfluos.
4) Arrepentimiento y autorreproches por el dinero gastado y por la pérdida de control.
5) Repetición del ciclo anterior para la superación del malestar.
Fuente: “Compra compulsiva”, elaborado por la siquiatra Juncal Sevilla Vicente.
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