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“La Pasadita”, más de medio siglo de tradición en Villa de Seris

Coyotas de piloncillo, cajeta y nuez, son su especialidad.

“La Pasadita”, más de medio siglo de tradición en Villa de Seris

HERMOSILLO, Sonora.- Desde hace casi medio siglo, el negocio de coyotas “La Pasadita” ofrece el tradicional postre a las personas que llegan de visita a Villa de Seris.

Gilberto Romero, de 63 años, heredó el puesto de gerente y dependiente de la tienda de su padre hace más de dos décadas y desde entonces ha estado tras el mostrador.

A pesar de no pertenecer a las familias fundadoras del vecindario, el puesto del señor Gilberto se ha encargado de continuar el legado culinario de la colonia.

Llegamos cuando se construyó la Plaza de los Tres Pueblos en 1965 y desde entonces comenzamos a aprender (a hacer coyotas) de los vecinos, la amistad de mi padre con Lorenzo Madrigal ayudó a que el negocio despegara”, relató.

Lorenzo Madrigal fue la persona que obtuvo la receta de las coyotas de la pionera en el desarrollo de este manjar hermosillense, la señora Agustina Araiza, y quien continuaría con la tradición a partir de la década de los sesenta.

Coyotas de piloncillo, cajeta y nuez, son su especialidad. En "La Pasadita" en Villa de Seris. | GH

¡DESDE NIÑO!

El señor Gilberto tenía entre 8 y 10 años cuando aprendió a hacer coyotas, primero a manera de juego en un intento por replicar lo que hacen los adultos, pero aquellos juegos le ayudaron a decidirse por su oficio.

Sin embargo no todo ha sido miel sobre hojuelas para el negocio, pues la crisis sanitaria del 2020 aunado a la competencia tan reñida entre los negocios, bajaron las ganancias.

“La Pasadita”, a pesar de estos retos, consigue vender 500 piezas en el transcurso de uno a dos días, estas son hechas de forma artesanal y horneadas a la leña, lo que le da ese toque tan especial.

El señor Gilberto manifestó estar convencido de que, mientras Villa de Seris siga existiendo y mientras haya gente que no haya probado una coyota de piloncillo, cajeta o nuez, él seguirá con la venta de este postre.

Gilberto Romero, de 63 años, heredó el puesto de gerente y dependiente de la tienda de su padre. | GH

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